lunes, 8 de octubre de 2012

Rafael Loret de Mola - Buscando gobernabilidad

Rafael Loret de Mola
Una de las razones por las cuales se estima que nos acercamos a la estigma del “estado fallido”, en donde se pierde el monopolio de la violencia ante fuerzas clandestinas o criminales más poderosas con capacidad de determinar futuro, es la tremenda dificultad para acordar entre el titular del Ejecutivo y el Legislativo con bases que no sean las de los chantajes mutuos, como ocurre, por ejemplo, con la reforma electoral, apuesta de panistas y priístas a cambio de asegurar la inevitable transición política; esto es, los segundos no tenían necesidad de condicionar su perspectiva, a partir del primero de diciembre, derrotada por nocaut una derecha amorfa, tuerta y sin dirección política alguna. Y, sin embargo, negociaron contra sus propias banderas sociales. 

Del sectarismo, esto es de los usos facciosos de quienes son convocados a formar el Legislativo tras el requisito electoral, pasamos a las negociaciones aviesas en las que se determinan, por causas diversas, coyunturas que quiebran las ideologías y los antecedentes non gratos; más aún cuando los coordinadores de las bancadas aliadas se inclinan más por la autoexaltación que por fidelidad hacia el presidente de la República, cuestión ésta muy álgida en términos de urbanidad. ¿Hasta dónde debe cederse, en cuanto a la conciencia, con tal de no romper la delgada línea de la lealtad elemental? 




Es un hecho, en la visión actual, que Manlio Fabio Beltrones Rivera y Emilio Gamboa Patrón, coordinadores de los diputados y senadores priístas, respectivamente, no forman parte de los personajes de confianzas del presidente electo, Enrique Peña Nieto. Algunos observaron el movimiento como una especie de armisticio mientras llegaba la hora del poder –esto es en diciembre próximo-; otros, arguyeron, en principio, que era necesaria la fortaleza y la experiencia de los legisladores –quienes han permanecido largo trecho en los recintos camarales y el primero, además, ex gobernador de Sonora-, para amortizar la fogosidad y l pobre conocimiento de la geopolítica nacional de los recién llegados, incluido Peña, al Ejecutivo basándose en los nombres de cuantos integran el llamado “equipo de transición” en cuya pluralidad no cree ni siquiera la habilidosa tránsfuga Rosario Robles, ex dirigente nacional del PRD incapaz de contar, “con todo el corazón”, las verdaderas razones de sus amoríos con Carlos Ahumada Kurtz, argentino especulador y ladino, y de su separación agitada del perredismo y, sobre todo, de López Obrador. Llenó cuartillas ansiosamente sin citar los pormenores de los casos más encendidos protagonizados por ella... incluyendo el extraño triunvirato femenino e interpartidista, que formó con Marta Sahagún y Elba Esther Gordillo, para guerrear contra el candidato de la izquierda en 2006. Ahora vamos cayendo en la cuenta d sus propias facturas. 

Peña, desde luego, no tendrá un apoyo incondicional con Beltrones y Patrón enseñoreando las Cámaras con sus desplantes, tales como la ligereza con la que se sumaron a la reforma calderonista cuya historia es la del retroceso en cuanto a las conquistas de los trabajadores y la fortificación de la clase patronal apoyada en tercerías y en contrataciones por hora para vadear pensiones y otros privilegios destinados a restar la tremenda desigualdad social entre los empresarios ricos y los obreros depauperados. ¿No se darán cuenta tales “sabios” que la protección de la antigua Ley Federal del Trabajo, que reglamenta los principios del artículo 123 Constitucional, es uno de los garantes de la paz social y de la consiguiente estabilidad política? Con o sin líderes “charros” de por medio, a menos derechos... mayor agitación y rebeldía. Lo estamos observando, por igual, en México y España, como en 1968 las voces estudiantiles de protesta surgieron de La Sorbona de París. Flaca es nuestra memoria. 

Pero más allá de cuanto se reglamente y decrete en este mes y tres semanas para el finiquito definitivo de Calderón –no sé si el de la derecha considerando las posturas dadas en el Legislativo-, es evidente en donde radica el elemento central de la ingobernabilidad presente más allá de la violencia y la permanente guerra entre mafias –la oficial y las criminales- que se atraen como polos opuestos de acuerdo a las leyes de la física; sólo que en política, en numerosas ocasiones, los elementos van paralelos desde hace ya muchas décadas. La prueba la tenemos muy a la vista en cuanto analizamos a las primeras familias que han sido y sus blindajes económicos y políticos. Quizá por eso sonríe ahora tanto Calderón... aunque tenga que despedirse de Genaro García Luna el 30 de noviembre, por lo menos en cuanto a su calidad de funcionarios. 

¿O será que García Luna será el elemento a perseguir para librar a Calderón del juicio de la historia, tal y como ha ocurrido en los sexenios precedentes con otras figuras relevantes –el caso de Jorge Díaz Serrano es acaso el más significativo- bajo el peso del contubernio y la impunidad? Esto es, como en 2000, cuando la primera alternancia poco cambió las cosas salvo as formas: la romántica pareja presidencial se fue a vivir en las cabañas de Los Pinos, al final del sendero. Como una telenovela; y, para colmo, ahora tendremos una “primera dama” muy relacionada con los “culebrones” de Televisa. ¡Cuánta inspiración para los cronistas rosas, tan de moda, en estos tiempos en que ser heterosexual es casi una moda extemporánea. 

¿Será así, señor Marcelo Ebrard Casaubón, protector e impulsor de estas minorías que, por cierto, coinciden igualmente para protestar contra las corridas de toros y cuanto se ofrezca? 

El hecho es que, sin duda, la principal prioridad de Peña no es, precisamente, el combate calderoniano violento, sino el imperativo de asegurar la gobernabilidad pasando sobre la prepotencia facciosa y los traidores listos para el chantaje soterrado. 

Debate 

Todos saben que en España hay problemas serios. Las principales rúas céntricas se llenan de protestas en plena zona turística. Los madrileños, cuanto pueden, las evitan; y los visitantes sencillamente huyen o cancelan sus reservaciones. Más aún: el diferendo absurdo con Cataluña, propiciado desde la soberbia regionalista, espanta a los capitales y alerta a las empresas, algunas de las cuales ya anunciaron su salida de Barcelona si continúa el presidente de la Generalitat, Arturo Mas, por la misma vía. Esto es: ante la inestabilidad, los capitales corren. Es lo normal, se entiende... salvo en México. 

En nuestro país, cuya imagen en el exterior es deplorable –no pasamos de ser referente cotidiano de violencia y de hechos tan brutales como descuartizados y descabezados hallados por doquier, en cualquier carretera o esquina, además de los “colgados” en los puentes peatonales urbanos-, no aminoran las inversiones del exterior y, al contrario, los españoles con graves problemas nos observan como su tabla de salvación si requieren, como en 2008, los dólares de nuestro mercado. El contraste no puede ser mayor. 

De hecho, los bancos con capital hispano insisten en que los réditos de sus filiales mexicanas han sido el sostén para asegurar los equilibrios. Por ejemplo, el caso de Santander y el BBV-A, propietario de Bancomer –que compró a precio de regalo-, son especialmente significativos: de los bancos españoles son de los pocos con solvencia suficiente –gracias, en buena medida, a México-, para afrontar las medidas emergentes en boga y no están señalados en la lista de los salvamentos urgentes, como sí lo están, cosa curiosa, el madrileño Bankia y el Cataluyabank además de otras instituciones con carácter regional en las comunidades autónomas de Valencia y Galicia. Hasta los tuertos pueden ver en donde está el canal del desagüe financiero. 

Pese a ello, los insolentes catalanes quieren su independencia: si ahora mismo fuera el referéndum al respecto, el 44.8 por ciento votaría a favor de la secesión y sólo el 38.4 por ciento lo haría para seguir perteneciendo a España. La integración está perdida... y la historia también. La ruptura está cerca, y luego seguirán el País Vasco y hasta, posiblemente, Galicia. La desunión traerá el caos y Madrid y Barcelona tendrán que mirar hacia sus “colonias” americanas. 

La Anécdota 

¿Cuándo comenzó a gestarse la ingobernabilidad en México? Se cuenta que en el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines –1952-58-, era común que las inauguraciones fueran una farsa: el primer camión de la comitiva ponía los camellones y el último los retiraba. En una ocasión, el jefe del Estado no pudo reprimirse y le dijo a un gobernador del centro del país: 

--Oiga... a esa gallina pelona la tengo muy vista. Nos viene siguiendo desde hace trescientos kilómetros o más. 

Y, desde luego, desapareció. Deben habérsela comida en el siguiente festín. 

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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx 
EN NUESTRO PAÍS LA DEMAGOGIA, ANTÍTESIS DE LA DEMOCRACIA, HA SIDO EL INGREDIENTE PRINCIPAL DE LA MANIPULACIÓN POLÍTICA CON DIVERSAS DENOMINACIONES QUE PARTEN DEL PATERNALISMO. SÓLO UN ESTADISTA, DE A DEVERAS, PODRÁ CONTRARRESTARLA PONIENDO EN SU LUGAR A LOS VENALES, IMPÚDICOS Y “ETERNOS” DIRIGENTES INCAPACES DE SOBREVIVIR FUERA DEL PRESUPUESTO. VIVIDORES.

Leido en: http://www.vanguardia.com.mx/buscandogobernabilidadlagallinaomnipresente-1386969-columna.html

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