miércoles, 24 de octubre de 2012

Ricardo Alemán - !Si hubo reforma laboral... histórica!

El Itinerario Político del pasado 18 de octubre inició de la siguiente manera: "Contra todos los pronósticos, y a pesar de que menudearon los gritos y sombrerazos, sí habrá reforma laboral. Pero además, la nueva legislación no sólo estará en tiempo y forma –en su calidad de reforma preferente-, sino que en un descuido y la reforma hasta incluye nuevas reglas para la democracia y la transparencia sindicales".

Y argumentamos: "Finalmente las bancadas del PRI y del PAN –además de la del Partido Verde-, alcanzaron un acuerdo para que el Senado de la República apruebe la reforma, tal cual fue enviada por la cámara de origen que, como todos saben, es la Cámara de Diputados".

Y en efecto, ayer, en el Senado de la República, las izquierdas, la derecha y el PRI –además de sus aliados-, votaron a favor no sólo de la reforma laboral como la aprobó la Cámara de Diputados, sino que modificaron el artículo 364-bis, para incorporar en la ley laboral que los sindicatos deberán garantizar para sus agremiados "legalidad, transparencia, certeza, gratuidad, inmediatez, equidad, imparcialidad, respeto a la libertad, a la autonomía y democracia sindical".



Y es que, como aquí lo dijimos ese 18 de agosto, "antes de avanzar en la negociación sobre la democracia y transparencia sindicales, las bancadas tricolores y azules pactaron salvar la reforma laboral, en los mismos términos como llegó de la Cámara de Diputados, para blindar todo aquello en lo que ya existe consenso". 

¿Pero qué fue lo que pasó; por qué el PRI aceptó una modalidad de transparencias y democracia sindicales que, también curiosamente, aceptaron las izquierdas y la derechas?

Senadores opositores al PRI, como Manuel Camacho, quisieron adjudicarle el cambio de criterio del tricolor, a la presión de los opositores el retroceso del PRI. Y pudiera tener razón, pero también es cierto que –como aquí lo dijimos el pasado 18 de octubre-, el PRI podría aceptar la transparencia la democracia sindical, "por una razón que parece elemental, de sentido común y hasta saludable para el nuevo Gobierno de Enrique Peña Nieto... porque la gestión de Peña Nieto no puede permanecer atada a liderazgos históricos, a feudos y cacicazgos como los que dominan al sindicalismo llamado oficial".

Es decir, que el de Peña Nieto será un Gobierno incapaz de despegar y convertirse en una gestión eficaz y moderna, en tanto continúe cargando el lastre de sindicatos como el magisterial, el petrolero y muchos otros feudos del sindicalismo oficial, además de las mafias sindicales de empresas privadas, como los telefonistas, entre muchos otros.

Por eso, entre "los hombres del presidente" existe un diseño estratégico para impulsar la democracia y la transparencia sindicales, bajo la premisa de que una democracia como la mexicana no puede seguir detenida por hoyos negros como los que muestran los sindicatos. ¿Y cuál es ese diseño?

Precisamente promover la democratización sindical, a partir del recambio de las dirigencias, pero empujado desde las bases, no desde la cúpula del poder. En otras palabras, que si la nueva ley laboral abre la puerta a la democracia y la transparencia en los sindicatos, esa misma puerta sería utilizada por el Gobierno federal para empujar los cambios en los sindicatos.

En rigor, se debe reconocer que la de ayer en el Senado de la República fue una sesión histórica, que incorpora con claridad en la Ley Federal del Trabajo la obligación de la "transparencia y la democracia" sindicales. Sin embargo, se quedaron en el tintero, entre otros aspectos fundamentales, la enmienda apoyada por las izquierdas, la derecha y por el Panal, para garantizar en la misma ley, la rendición de cuentas y la imposición del voto libre, universal y secreto.

El PRI se opuso a esa enmienda, con el argumento de que la transparencia sindical "violenta la autonomía sindical" y que la obligatoriedad del voto libre, universal y secreto, cancela la posibilidad de que sobreviva "el voto indirecto". Y es que los grandes sindicatos se negaron a abrir la rendición de cuentas y acabar con el voto indirecto, porque son los instrumentos fundamentales de control. Por eso el PRI y sus sindicatos se negaron a esa reforma.

Al final, los opositores al PRI –incluido el Panal de la señora Gordillo-, lograron una votación mayoritaria a favor de la reforma del artículo 371, para obligar a la rendición de cuentas y al voto libre, universal y directo. Sin embargo, esa parte de la reforma regresará a la Cámara de Diputados, en donde podría ser desechada, por la mayoría del PRI.

Por lo pronto, ya es histórica la reforma laboral aprobada. Al ltiempo.

Leído en: http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

Por si les interesa el dictamen laboral aprobado lo pueden consultar en: http://www.senado.gob.mx/sgsp/gaceta/62/1/2012-10-23-1/assets/documentos/DICTAMEN_LABORAL.pdf

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