lunes, 5 de noviembre de 2012

Leo Zuckermann - Obama: hace 4 años historia; hoy pelea por 4 años más


El cuatro de noviembre de 2008 fue un día histórico en Estados Unidos. Lo recuerdo perfectamente. Transmitíamos un programa especial de televisión desde la terraza del espectacular Hotel Hay-Adams frente a la Casa Blanca. Los celulares comenzaron a sonar. Al parecer se había caído un helicóptero en la Fuente de Petróleos en el corazón del Distrito Federal. Luego todo se aclaró: el avión donde viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, es el que se había venido a pique; había fallecido el hombre más cercano al presidente Calderón.
La cobertura noticiosa en Estados Unidos pasó a un segundo plano en México. Joaquín López-Dóriga se levantó de la mesa para irse a preparar el noticiero de la noche. Los demás, con sentimientos ambiguos, atónitos por el accidente aéreo y a la vez emocionados por estar en el lugar de la historia, continuamos dándole seguimiento a la elección estadounidense.




Eran las once de la noche en Washington, DC. Las casillas acababan de cerrar en California, el estado con más delegados en el Colegio Electoral. Las cadenas televisivas comenzaron a repetir la noticia histórica. "En este momento estamos proyectando que Barack Obama será el próximo Presidente de los Estados Unidos de América".
En la capital estadounidense, los coches que iban circulando tocaron sus cláxones. Desde la terraza del Hay-Adams observamos cómo la gente se concentraba en el número 1600 de la Avenida Pennsylvania. Ríos de personas llegaban a la Casa Blanca. Nadie los acarreaba. Iban felices. En su mayoría jóvenes de todas las razas: blancos, negros y amarillos. Anglos e hispanos.
Mientras tanto, al aire, López-Dóriga informaba: "son los dos lados de la moneda". El lado alegra de Obama y el triste del avionazo de Mouriño. La fortuna de la vida y la tragedia de la muerte. Leonardo Kourchenko y yo bajamos a la manifestación frente a la Casa Blanca. Un muchacho de pelo rizado sacó un megáfono y gritó: "Sí se pudo". La gente lo seguía en su estribillo. Luego lo cambiaron por un "no más Bush". Pensé si George W. Bush estaba escuchando lo que pasaba. Es fama que Lyndon B. Johnson se deprimía mucho al escuchar las protestas en contra de la guerra en Vietnam que venían desde la plaza Laffayette. Richard Nixon de plano se cruzaba a una oficina sin ventanas en el Viejo Edificio Ejecutivo para no oírlos.
Una pareja llegó a la manifestación en bata. Ni siquiera habían tenido tiempo de vestirse. Escucharon que ganó Obama y salieron corriendo hacia la Casa Blanca. Por doquier, la gente se tomaba fotos con sus celulares. Sonreían, se abrazaban. Gritaban como si su equipo hubiera ganado el Súper Tazón. Give me five, brother, invitaban con sus manos. La euforia era pegajosa. La victoria de Obama era una catarsis colectiva.
A las dos de la mañana. Akindele Akinseye, estadounidense de padres nigerianos, estaba radiante. "Es una nueva era. Necesitamos un cambio. Obama es el que va a unir a este país. Con McCain sólo veías caras blancas. Obama es de todos. Y todos pueden unirse". Efectivamente, en esa manifestación estaba todos presentes. Crisol de una sociedad diversa.
Antoine McGrath estaba sentado en una bicicleta con una gran bandera de las barras y estrellas. Era originario de California. Había cruzado todo el país en bicicleta para llegar a Washington ese día. Al llegar a Virginia se registró para votar por Obama. Le pregunté qué esperaba de él. "Va a ser un alivio. Este tipo sí nos va a hablar con honestidad incluso si hay que ir a la guerra. Quiero que cierre de una vez por toda la prisión en Guantánamo. Es muy inteligente. Espero que sea más liberal que lo que prometió en campaña, aunque todos los presidentes tienen limitaciones importantes". Me dio la dirección de su sitio de Internet donde contaba la historia de cómo cruzó los Estados Unidos en bicicleta. Ahí estaban las fotografías que atestiguaban cómo había llegado hasta el frente de la Casa Blanca ese día memorable: el día en que un hombre de raza negra se convirtió en el presidente número 44 de los Estados Unidos.
Mañana ese hombre tendrá una nueva prueba en las urnas. Mañana, en una contienda que se espera muy cerrada, los estadounidenses decidirán si sigue cuatro años más en la Presidencia o si Mitt Romney lo sustituye. Cualquiera que sea el desenlace, Barack Hussein Obama dio un paso histórico aquel agridulce día de hace cuatro años.
 
Twitter: @leozuckermann


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.