lunes, 5 de noviembre de 2012

Raul Rodríguez Cortés - Desastroso desempeño económico

El Índice de Desempeño Económico (IDE), empleado para el análisis por diversos centros de estudios, permite calificar el desempeño de la economía cruzando datos de resultados sexenales, con índice de crecimiento y con el modelo económico empleado por los diferentes gobiernos.

Resulta interesante, en el caso de México, ver ese desempeño en el transcurso de los últimos 50 años, periodo que involucra a tres distintos modelos económicos aplicados en el país (el desarrollo estabilizador, el populista o de desarrollo compartido y el neoliberal) y a los nueve últimos presidentes.

Los gobiernos que aplicaron el desarrollo estabilizador (de 1958 a 1970) fueron los de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, periodos que también se les reconoce como el milagro mexicano por sus altos niveles de crecimiento. Los del modelo populista o del desarrollo compartido fueron los de Luis Echeverría y José López Portillo (1970 a 1982). Y los del modelo neoliberal (1982-2012): Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón.




Pues resulta que en el IDE —según la carpeta de análisis conocida como La Carpeta Púrpura— Calderón registra el segundo peor desempeño económico de los últimos nueve presidentes, con un índice de 0.61, donde el máximo es uno y el mínimo cero; el peor es De la Madrid con 0.44. No fue gracejada ni eufemismo que Calderón admitiera hace unos días en franca referencia bíblica, ante la comunidad judía, que le tocó un periodo de “vacas flacas”.

Sería injusto no reconocer que el país tiene una adecuada estabilidad macroeconómica y que ha salido mucho mejor librado de la crisis internacional incluso que economías como las de EU y la Unión Europea.

Pero también lo sería no situar como punto de partida de esa estabilidad macroeconómica al gobierno priísta de Zedillo y no al de los panistas Fox y Calderón que éste se anota como triunfo personal.

Sin embargo, hay que advertir que es una estabilidad precaria y muy vulnerable a choques externos e internos, por lo que —dicen los expertos— está sostenida con alfileres. Incluso Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, reconoce que hay presiones inflacionarias que se están saliendo de control. Y ahí tiene usted, por citar otros dos ejemplos, los aumentos desmesurados en los precios de la tortilla y los huevos que se registraron en este gobierno. No debe soslayarse, por otra parte, que este año se registró una devaluación de 6.7 por ciento frente al dólar. Ese es, por cierto, uno de los grandes riesgos del modelo neoliberal: enfatizar sólo en la estabilidad macroeconómica, sin darle importancia al crecimiento y a la distribución.

De ahí que el IDE considere que es el modelo neoliberal el que ha mostrado el peor desempeño: ante el desarrollo estabilizador y el modelo populista.

Dice por todo la anterior la carpeta púrpura que para sopesar “el desastre económico de Calderón” basta decir que tiene el segundo peor crecimiento económico, luego del sexenio de “crecimiento cero” de De la Madrid. Con Calderón el PIB creció apenas 1.9 por ciento, por abajo de Fox que tuvo 2.2, de Salinas (3.2) y Zedillo (3.5 por ciento).

En promedio, el modelo neoliberal, durante los últimos 30 años (1982 a 2012), sólo logra una tasa de crecimiento de 2.2 por ciento. Calderón sale por abajo del promedio.

Instantáneas

1. DESIGUALDAD. En el ADN del modelo económico neoliberal están las grandes brechas de desigualdad. Y no sólo a nivel regiones o a nivel países. También al interior de éstos (y México es un ejemplo dramáticamente paradigmático), incluso de los que se asumen como el ejemplo mismo del modelo. Eso es lo que pueden ver los neoyorquinos en estas horas amargas posteriores al embate del huracán Sandy. Muchos de los damnificados del sur de Manhattan o State Island, por ejemplo, no se explican que en el centro de Manhattan la vida se normalice, regrese la luz, la calefacción, el servicio de transporte público, las compras, mientras que ellos siguen en refugios, con las ropas mojadas, pasando fríos y hambre a una semana del golpe del huracán. El factor Sandy no deberá perderse de vista en lo que resulte de las elecciones presidenciales de mañana en Estados Unidos.

2. EMPATE. Por cierto que el periódico estadounidense The Washington Post publicó ayer una encuesta de intención del voto en el que los candidatos, el presidente Barack Obama y el gobernador Mitt Romney, están en un empate técnico, ambos con porcentajes de 46-47 puntos. Llama la atención que son más las mujeres que prefieren que Obama se reelija y más los hombres que quieren que gane Romney.

rrodriguezangular@hotmail.com 

@RaulRodriguezC.

Leído en http://www.vanguardia.com.mx/desastrosodesempenoeconomico-1412268-columna.html

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