lunes, 5 de noviembre de 2012

Jimena Tolama - 2012: 'Tú eres la última pieza de un rompecabezas'

NOTA DEL EDITOR: A partir de este martes presentamos una serie de historias basadas en las recomendaciones que emitió la CNDH por violaciones cometidas en el gobierno de Felipe Calderón. Los nombres reales de los afectados fueron cambiados por su seguridad.
***
"¿Conoces los rompecabezas?, pues tú eres la última pieza de un rompecabezas”. Mariana escucha con terror la sentencia de uno de los tres militares que la golpean en un cuarto de la Segunda Zona Militar en Tijuana, Baja California.
"Eres la pieza que nos falta. Aquí hay dos cosas para solucionar esto: por las buenas, si tú cooperas y nos dices lo que nosotros queremos saber, o por las malas", le dice el militar, quien amenaza con cortarle la mano sino declara tener 5 años traficando droga cerca de la casa de su madre.




Para salir de la tortura, los uniformados la obligan a inculpar a varios militares supuestamente coludidos con ella y que niega conocer. Enseguida la amarran de los pies, la acuestan en el suelo, le arrojan agua fría y le colocan un trapo mojado en la cara. Mariana no puede respirar, siente que se ahoga.
Debe incriminarse, le ordenan, pero ella resiste, incluso después de que le colocan una bolsa de plástico en la cabeza y que la envuelven en una cobija para poder patearla sin dejar marcas en su cuerpo.
Le aplican choques eléctricos en la planta de los pies, patadas, golpes y humillaciones, pero Mariana niega todo. No conoce ningún nombre que mencionan, así que le inyectan un chorro de agua por la nariz, que trata de esquivar alzando el cuerpo, pero no puede porque es sujetada de brazos y piernas mientras otro soldado le oprime el estómago.
Es la tarde del 2 de febrero y las piezas en la vida rutinaria de Mariana han pasado a ser el juego de otros.
La vida de Mariana cambió desde las 10:00 horas de ese Día de la Calendaria. Había terminado de desayunar y conducía su auto sobre la avenida Juárez de Ensenada, Baja California, cuando una camioneta con ventanillas polarizadas le cerró el paso.
Del vehículo bajaron cuatro hombres con el rostro cubierto, quienes le ordenaron a Mariana entrar a la parte trasera de la camioneta, donde la encañonaron en el piso.
Buscaban un chivo expiatorio para un caso de narcomenudeo que no podían resolver y vieron en Mariana una oportunidad para forzar la última pieza de su plan, así que le gritaron que estaba detenida por vender 5 kilos de marihuana y que sería trasladada a un Ministerio Público Federal para investigarla… pero la llevaron a un cuarto en las instalaciones castrenses de Tijuana.
"¿A qué cártel perteneces? ¿desde cuándo trabajas para ellos?", preguntan los militares a Mariana – madre de Hugo de 11 años, Beto de 10 y Pepe de 8 – pero no responde a las preguntas. Ante su negativa, le ordenan que firme unas hojas en las que acepta los cargos que se le imputan. Ella pide leerlas, pero no la dejan.
A las 18:00 horas del 3 de febrero conducen a Mariana a un cuarto blanco sin ventanas y la recuestan con las piernas hacia arriba. Le tapan los ojos y el cuerpo con una cobija. Minutos después, un militar entra al lugar, la destapa y comienza a agredirla sexualmente.
"Si no te quedas quieta, te golpeo", le ordena a Mariana, ella cede hasta que termina su agresor. Queda en el mismo lugar y en la misma posición hasta el día siguiente, cuando otro elemento del Ejército entra para repetir la violación.
"Ni te acomodes porque ahorita viene el otro, no te estamos pidiendo permiso, ¿crees que aquí estas de vacaciones o qué?", le grita un tercer soldado.
Así pasan 7 días, entre golpes y abusos, hasta que el 9 de febrero es trasladada al Centro Nacional de Arraigos en la Ciudad de México para cumplir ahí 40 días detenida en lo que investigan su rol como cadena del crimen organizado. Hasta entonces logró hablar con su novio, Rodrigo, a quien las autoridades le habían dicho que la buscara en Tijuana.
Su piel, sus genitales y su cabello fueron examinados por un médico, quien certificó lesiones correspondientes al abuso físico, mental y psicológico. A petición de Mariana, intervino la CNDH y gracias a ello pudo regresar a casa sin orden de aprehensión, pues se confirmó su inocencia en el caso.

Este relato se desprende de la recomendación 52/2012 dirigida a la procuradora General de la República, Marisela Morales y al secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, la cual sí fue aceptada. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.