Es de notar que la caída por corrupción de un bejaranista haya tenido poca repercusión en los medios, pues se trata del director Jurídico y de Gobierno, Gustavo Adolfo Roque, en la delegación Tlalpan del DF, a cargo de la también bejaranista Maricela Contreras, su defensora hasta el último minuto.
Roque se dedicaba al negocio Bejarano: extorsionar. Pedía hasta 140 mil pesos por no clausurar un restorán que, con documentación en regla, siempre podía tener una mosca en la sopa. Los estanquillos pagaban mucho menos. Su maestro, René Bejarano, lo hacía en grande hasta que fue denunciado por los videos de cámaras ocultas entregados por Carlos Ahumada, el empresario obligado a llenarle a René maletín y todos los bolsillos del traje, por dentro y por fuera, con fajos de dólares.
El discípulo no pedía tanto y llamaba “colegiaturas” las extorsiones mensuales a los negocios. Hacía, pues, lo mismo que los criminales que venden protección: “No sea que se te vaya a quemar tu negocio”, dice el mensaje de Los Caballeros Templarios michoacanos o de los cárteles de Tamaulipas. Lo mismo hacía el director Jurídico y de Gobierno: “No vaya a ser que mis inspectores encuentren motivo de clausura a tu cafetería, mira, tan bonita que se ve… Pero de seguro tienes cucarachas en la cocina…”. Y recogía la “colegiatura”.
Investigado por la Contraloría y la PGJDF a causa de las denuncias por extorsión a comercios, Roque había resistido gracias a la complicidad de la delegada Contreras. Ya se fue. Pero no está en la cárcel. Está de licencia indefinida mientras el gobierno del DF la investiga. Al parecer, Mancera no atiende recomendados de Bejarano ni presiones del dueño de Morena. La delegada Maricela, inquieta por la suerte de Gustavo Adolfo, se pregunta si volverán las oscuras golondrinas/ a su balcón sus nidos a colgar… No, ésas no volverán y Roque no va a rehacer su nido, pues en la ALDF se exige la renuncia también de la delegada.
No es un caso único, sino el común: es el modus operandi del PRD en el DF y el modus vivendi de sus vivales. Así es dueño de Coyoacán su delegado, Mauricio Toledo. Así hundió Dolores de Bejarano la alguna vez limpia y bella Zona Rosa, y llenó toda la Delegación Cuauhtémoc de ambulantes, fritangueros, antros tolerados, extorsionadores que avisan “yo le cuido su coche patrón”. Abundantes cuotas para “el Movimiento”. Se fue el PRI y llegó el PRID, con lo que las cuotas aumentaron porque ya no eran corrupción, sino aportaciones para que el pueblo bueno pudiera entronizar a su presidente legítimo, el multi-robado, el pluri-defraudado representante de la honestidad valiente y su enorme parentela. Es la gran diferencia.
Luego de que se incendió el bar Lobohombo, cuyos empleados y camiones salieron en fotos de la campaña de Dolores Padierna, parecía el fin de la candidata.
Pero los bejaranistas son de hule: rebotan una y otra vez cuando parecen haber caído a la basura. Ahí tienen a René de regreso para dar línea a la Asamblea de Representantes, y vemos a Dolores “legislando”.
La fuerza les venía del apoyo incondicional, y mutuo, al Padrino “todo-lo-que-hice-lo-sabe-Andrés-Manuel” López. Pero éste no logra levantar vuelo.
Contreras acabará por renunciar y Toledo ¿será aprehendido? Alejandro Fernández, pieza de Dolores de Bejarano en la Cuauhtémoc, se tambalea por denuncias de extorsión… ¿Hay de otras cuando se habla de gobiernos perredistas? Bueno: la Zona Rosa en ruinas, ambulantes privatizando calles, el centro invadido por el hampa, Tepito en guerra civil, muertos, desaparecidos sin rastro, bodegas de mercancía robada, droga y contrabando… Y este Potrillo ni siquiera canta.
El tumor canceroso Bejarano-Padierna y sus metástasis en el DF, parecen extirpables. Esperamos la opinión del cirujano central. Porque ya basta.
Novedad: Olga: De cómo una bellísima jovencita hace todo por destruir su vida, y casi lo consigue. Planeta.
Fuente: Milenio
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