lunes, 29 de julio de 2013

Guillermo Robles Ramírez - México también discrimina

Un problema social compartido en todos aquellos países que están pasando por alguna crisis, es la falta de trabajo, la pobreza extrema o las condiciones estructurales para una economía generadora de trabajo que reactive la migración de su población a lugares donde pueden tener una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida para sus familias.
Los países que pagan este precio de posibles oportunidades sufren con el problema de la inmigración ilegal, en donde existen naciones que destinan recursos fuertes para mantener blindadas sus fronteras.
Recordemos hace unos años, cuando EU había comenzado a construir un muro que cubriría toda la frontera desde Baja California hasta Tamaulipas para delimitar toda su zona fronteriza con el norte del país, porque los ilegales hondureños de países latinoamericanos cruzaban la frontera a través de México huyendo de las dictaduras, la pobreza extrema de sus naciones, incluyendo a una gran parte de la población mexicana que también hace uso de esta inmigración hacia el famoso "sueño americano."




En aquel tiempo ello causó gran polémica, principalmente para los mexicanos, haciendo protestas y hasta retando a las autoridades estadounidenses que ni una barda los detendría a cruzar la frontera; sin embargo, al vecino del norte no le importó ni tampoco preguntó opiniones externas ya que como dicen por ahí, cada quién sabe lo que hace en su propia casa.

Aunque posteriormente el proyecto americano fue cancelado después de gastar más de mil millones de dólares en donde se tenía contemplado lo más moderno en cuestiones de seguridad como cámaras, censores de todo tipo (movimiento, calor corporal, nocturna) y radares de toda índole para evitar el paso de los indocumentados, optaron por reforzar la vigilancia como tradicionalmente se viene haciendo por décadas.
Las actuaciones de agresión que han tenido autoridades y ciudadanos estadounidenses en contra de los mexicanos ilegales siempre han causado indignación, repudio y desaprobación no sólo para la población, sino también para autoridades del país.
Las leyes impuestas para los inmigrantes en el vecino país del norte se han visto como injustas y extremistas, empero, tanto las autoridades mexicanas como la población nada más vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro, con lo que hacemos con los inmigrantes hondureños y salvadoreños que pasan por nuestro territorio para tratar de lograr pasar hasta los Estados Unidos.
Sin tener ninguna consideración de las personas migrantes al recorrer el largo trayecto en el territorio nacional, viajan en condiciones de extrema vulnerabilidad, enfermos, sin medicamentos ni recursos para posteriormente ser víctimas no sólo de los delincuentes del crimen organizado, sino primeramente por las autoridades municipales y federales quienes los extorsionan maltratándolos para nada más irlos a dejar cercano a la frontera norteamericana para que no sean un estorbo en el país.
Los elementos policiacos del país siempre efectúan de forma independiente funciones de control, verificación y revisión migratoria para ver cuánto le pueden sacar de dinero y si no, reciben una tremenda paliza.
No se diga cuando se trata de aquellos hondureños y salvadoreños que pretenden trabajar en el país, su trato es peor por los mismos mexicanos al no permitirles ser desplazados por una mano de obra más barata cuando en estos momentos se está viviendo una pobreza, sueldos mal pagados, malas condiciones laborales en el país, que lo primero que hacen los mexicanos es defender a capa y espada el único ingreso que se tiene. Poco, pero es mucho mejor que no tener nada.
Y qué decir de la explotación y condiciones inhumanas que reciben cientos y hasta miles de familias guatemaltecas por trabajar en los cafetales de Chiapas, propiedad de los caciques de siempre, recibiendo míseros tres pesos diarios, la comida que consiste en tortillas, chile y café, mientras que su techo para dormir y descansar son enormes galerones insalubres sirviendo de cama el vil piso de tierra.
Ante este cierre o bloqueo que se vive dentro del país como para que un inmigrante intente, por la manera legal o ilegal, buscar una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida, resulta imposible no teniendo otra opción que aventurarse y continuar su trayecto a los Estados Unidos para buscar ese bienestar.
Sin ningún gasto gubernamental para cuidar nuestras fronteras de México o un presupuesto asignado al control y vigilancia de los indocumentados, queda demostrado que en nuestro país se tiene un mejor control contra los migrantes indocumentados o documentados, pues el mal trato que reciben desde autoridades y como sociedad, los ahuyentan prefiriendo correr hasta los Estados Unidos.
Pero como sólo vemos la paja en el ojo ajeno, no volteamos a ver lo que hacemos con estos inmigrantes y menos a estar escuchando si hay reclamos por parte de los países de donde sus compatriotas son objetos de abusos y extorsiones.
Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013
www.intersip.org


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.