F E D E R I C O R E Y E S H E R O L E S
El cómodo conservadurismo
"Hay ciertos defectos que,
bien administrados,
brillan más que la virtud".
La Rochefoucauld
Va demasiado rápido, trae muchos fierros en el asador. Los mismos que hace apenas un par de años se quejaban de la falta de reformas hoy, temerosos se dicen conocedores de la saturación.
El país crece 1.8 por ciento pero no hay que arriesgar, la desigualdad no cede, pero para qué plantear otra reforma, a los quintiles de menores ingresos ya no les alcanza para la compra de lo imprescindible, pero mejor esperar otro momento.
Nos decimos de vanguardia pero en el momento de tener que tomar la decisión preferimos quedarnos en la zona de confort. "Más vale malo por conocido que bueno por conocer".
El conservadurismo mexicano es parte del lastre. No le pertenece a un partido, es patrimonio de todos. Le tememos al cambio. Es una reforma laboral no educativa, dicen los críticos. Fin de la herencia de plazas, evaluación generalizada, desplazamientos de los incapaces, fin de los "comisionados", despido de los incumplidos, liberación para que las autoridades puedan proceder procesalmente.
¿Sólo laboral? Todo comienza por que el profesor se presente al aula. Hay mucho más por avanzar, por supuesto, pero salgamos de la zona de confort de siempre encontrar lo que falta para desacreditar lo que se logró.
Dejar la sensación de que fue otro engaño, sólo confunde. La reforma educativa ha sido la más importante en muchas décadas y hay que aceptarlo. Ya vendrán otras.
El domingo vimos a la República reunida, gobernadores, Jefe de Gobierno, representantes del Legislativo y de los partidos y muchas de las ramificaciones del Ejecutivo.
Es la primera ocasión en que se presenta lo que solía ser un trámite -el llamado paquete económico- como una verdadera reforma hacendaria. Lo social pesó más que lo fiscal. ¿Cuándo habíamos escuchado hablar de la obesidad en este ritual? Seguro de desempleo, seguridad social universal, becas, escuelas, impuestos verdes, fin al IETU.
No a más burocracia en la que se gastaron los casi 2 trillones de pesos de excedentes petroleros de la última década, creación de un fondo estabilizador que sea transparente, no a la llamada consolidación fiscal donde las pérdidas entraban en paquete con las utilidades, era tanto como financiar pérdidas deducibles. Además gravámenes a utilidades en operaciones de la Bolsa.
La gran decepción es dejar fuera del IVA a medicinas y alimentos. Ahora la crítica es a la inversa: debió arriesgar más. Pero presentar una reforma que afecte el consumo en una economía que anuncia potencial recesión, elevar el precio de medicinas y alimentos justo ahora que la capacidad de compra está severamente menguada, ¿era de verdad lo apropiado?
Lo anunciado es el cimiento político de la reforma necesaria que, por supuesto, incluye el IVA generalizado. Pero se comenzó con desnudar privilegios. El paquete retoma muchos de los reclamos del PRD en el Pacto por México. Los regímenes especiales son una vergüenza de la República.
Cuándo hubiéramos imaginado que en la presentación del paquete fiscal se iba a hablar de pensiones, de consolidación de adquisiciones, pagar impuestos de una forma justa, simple y transparente, y se iba a encarar a los monstruosos privilegios.
Hay muchas observaciones, por qué terminar con el IDE, por qué apoyarse de nuevo en los causantes cautivos, en las clases medias. Se podrían lanzar largas parrafadas sobre la importancia del Impuesto Predial, impuesto madre que podría ascender a entre el 3 y el 5 por ciento del PIB.
Pero ¿no será refugiarnos de nuevo en la zona de confort de siempre?, señalar lo que no está incluido, lo que según nuestro parecer es muy relevante para así no tener que admitir que ahora se actúo con prudencia para sacar los otros fierros: la reforma energética podría aportar 2 puntos del PIB, esta reforma va por poco más de uno.
Los privilegios fiscales de los cuales nos hemos quejado mil veces rebasan los 600 mil millones de pesos. Si está reforma, la primera de la gestión Peña, lograra poner orden en ese expediente sería un enorme avance. Minería, autotransporte y otros intocables dejaron de serlo. La izquierda estaba en la mesa.
Si no reconocemos logros la opinión pública siempre guardará un mal sabor de boca. Son lo mismo, los políticos no hacen nada, la política es una porquería, da lo mismo uno que otro. ¿Es ese el País que queremos? ¿El de los escépticos, los desilusionados, los descreídos?
La gestión de Peña Nieto, con quien no tengo ninguna relación, lleva varios aciertos muy relevantes. Las reformas laboral, financiera, la homologación contable, el Pacto, la educativa y ahora vienen la hacendaria y la energética que podrían ser tres históricas.
La hacendaria tendrá que regresar. Encarar privilegios antes que el IVA fue una acción política que le puede allanar el camino. Descalificar todo por excesos o carencias es no entrar al terreno de la complejidad.
Quizá este PRI no existiría sin la alternancia. Están haciendo mucha política. No hagamos del conservadurismo, del todo o nada, una virtud.
Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
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