jueves, 3 de octubre de 2013

Pablo Hiriart - Los acólitos del “pacifista”

Lo ocurrido el martes y ayer miércoles contra policías capitalinos no puede quedar sin castigo.

El martes un grupo de vándalos de la CNTE agredió a policías, dejó 16 heridos y cuatro ellos de gravedad. El Subinspector Álvaro Sánchez Valdés estuvo en estado de coma.
Los miembros de la CNTE no tienen justificación, y se burlan de la inteligencia de la población al afirmar que ellos respondieron a una provocación de los policías de la Ciudad de México.

Tiene que haber un deslinde claro y una condena inequívoca de todas las fuerzas políticas democráticas, contra los métodos violentos de la Coordinadora.





No pueden maltratar así a otros mexicanos, como son los policías de la capital, sin tener una expresión de repudio, amplia y sin titubeos, de parte de todos.

Vergüenza debería darles a los que apoyan las acciones del magisterio, volcados al vandalismo y la agresión en algunas calles del DF.

Andrés Manuel López Obrador tendría que ser el primero en condenar, sin ambages, los ataques de los maestros de la CNTE contra policías desarmados.

Lo tiene que hacer antes que nadie porque a Rubén Núñez, líder de la Sección 22 lo subió al estrado durante el mitin de Morena, para ovacionarlo.

Ahí manifestó su respaldo pleno a la Coordinadora, y a la vez ha reiterado el carácter pacífico de su movimiento.

¿Entonces? ¿Es pacífico, pero apoya a los violentos? Qué bonito. Y qué fácil.
Si en verdad es pacifista, que retire su apoyo a la CNTE, que emplea la violencia en sus manifestaciones. Que condene de manera directa a los agresores de los policías, que son pueblo, y además pueblo asalariado e indefenso.

Pero no lo va a hacer, porque su pacifismo es una farsa. Tira la piedra y esconde la mano. O como ocurre en este caso en la relación entre AMLO y la Coordinadora: otros tiran la piedra por él.

No va a emitir condena alguna contra los vándalos ni tendrá un gesto de solidaridad con los policías heridos (de la ciudad que él gobernó), porque la CNTE es un brazo agitador de los intereses de AMLO.

Y su interés, ahora, es “calentar” la ciudad para que haya un ambiente propicio cuando arranque sus protestas contra la reforma energética.

Sin embargo, otra vez, se equivoca: el movimiento magisterial es ampliamente repudiado, como en su momento lo fue su toma del Paseo de la Reforma.

Ese movimiento es repudiado por su sinrazón, por su carácter agresivo, y por su inconsciencia al fastidiarle la vida cotidiana a millones de capitalinos.

No va a pedir castigo ejemplar contra los vándalos que atacaron a los policías, porque quienes los agredieron son sus acólitos.

phl@razon.com.mx
Twitter:
 @PabloHiriart


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