jueves, 3 de octubre de 2013

Sergio Aguayo - ¡Yo no fuí!

Para Fray Tomás González, defensor de migrantes 

recientemente premiado.

Buscar funcionarios responsables de agravar los desastres nacionales es como perderse en un páramo donde lo único que florecen son las excusas.

 Un inepto es quien ocupa un cargo para el cual no está preparado. No importa su inteligencia, voluntad o lealtad al jefe. Nada sustituye al conocimiento y la experiencia. El 5 febrero de este año Jorge Carrillo Olea -especialista en seguridad- publicó una columna en La Jornada. Ahí advertía de lo riesgoso de nombrar a un licenciado en turismo como coordinador del Programa Nacional de Protección Civil. El analista revisó el perfil y concluyó que su principal atributo era ser "cuate" de Enrique Peña Nieto.




Escudriñé el pasado del funcionario y confirmé el diagnóstico. El único antecedente de Puente Espinosa en este tema fue haber sido brigadista en el terremoto de 1985. De hecho, revisé la curricula de los 14 principales funcionarios de Gobernación y él es uno de los cuatro sin atributos para el cargo ocupado. Esos huecos formativos se evidenciaron en su reacción a los desastres naturales que enlutaron y destrozaron el país.

En las últimas semanas le han llovido las críticas a Puente Espinosa. Lo defienden los suyos responsabilizando a los otros. El senador priista Héctor Yunes Landa declaró en tribuna que "cada Gobierno del Estado tiene una dependencia de Protección Civil y cada municipio también tiene esa responsabilidad". Miguel Ángel Osorio Chong pronunció palabras similares, y el lunes 30 de septiembre dieron una conferencia de prensa Puente Espinosa y el subsecretario de Gobernación y vocero del gabinete de seguridad, Eduardo Sánchez Hernández.

Dieron suficiente evidencia documental para demostrar que sí notificaron, por escrito y telefónicamente, a los gobiernos locales. Luego se justificaron de una forma más genérica y etérea: responsabilizaron a los incultos que tiran la basura que azolvan los ríos, a quienes se asientan ilegalmente, a quienes deforestan y a los funcionarios que dieron permisos de construcción. Terminaron prometiendo investigaciones exhaustivas.

Su principal debilidad está en lo que dejaron de hacer; como no informar adecuadamente a la población. Citaron a su favor los boletines de prensa difundidos por Notimex, las entrevistas concedidas por Puente Espinosa, quien también usó redes sociales (tuiteó advertencias a sus más de 11,000 seguidores). No reconocieron su falta de iniciativa y celeridad ante la velocidad del desastre: todavía el sábado 14, por la mañana, los turistas viajaban hacia Acapulco sin recibir advertencias en las casetas de Caminos y Puentes Federales (Capufe) de lo que pasaba. Les cobraban, y caro, para dejarlos entrar a la ratonera en que terminó convirtiéndose Acapulco.

Las autoridades locales señaladas se han hecho las desentendidas. Una excepción ha sido Guerrero, donde los reflectores les impiden evadirse. Por eso sabemos que su gobernador, Ángel Aguirre Rivero, confirmó la fama que tiene de llegar tarde a los eventos. La noche del viernes 13, mientras el diluvio golpeaba su estado, se encerró en Chilpancingo con un centenar de invitados en una pachanga que duró hasta las seis de la mañana del sábado 14. A la hora en que se despertó ya no podía llegar a Acapulco. Suplió su ausencia con acciones tan impactantes como enviar un tuit a las 16:14 donde recomendaba a sus más de 16,000 seguidores "extremar precauciones".

Para reconfirmar su imagen de inepto, el gobernador Aguirre nombró al joven funcionario Jesús Ernesto Aguirre Ramírez para que presidiera en Acapulco una reunión extraordinaria del Comité Estatal de Protección Civil. Ernesto Aguirre cumple con los requisitos del presunto inepto: fue subdelegado del ISSSTE, coordinador de Proyectos Estratégicos del gobernador a quien ahora sirve como "asesor externo". Su principal mérito para encargarse de coordinar la reacción al desastre es ser sobrino del gobernador.

Pese a evidencias de este tipo las izquierdas salieron a defenderlo. Para Andrés Manuel López Obrador "no fue negligencia del gobernador" de Guerrero sino de "Televisa y Milenio y Peña Nieto". El coordinador del PRD en el Senado, Luis Miguel Barbosa Huerta, y el presidente Jesús Zambrano siguieron la misma línea discursiva: solicitaron que se investigaran las "posibles responsabilidades [de] funcionarios públicos del gobierno federal".

Así pues, frente a los desastres nuestras cúpulas responden creando un remolino de palabras que atrae, traga y hace perdidiza la responsabilidad de los ineptos nombrados para ocupar cargos que los rebasan. Cuando la realidad hace imposible ocultar e ignorar sus limitaciones responden a coro con variaciones de la excusa infantil del "yo no fui", mientras van señalando a los otros y exigiendo con voz engolada una investigación exhaustiva que deslinde responsabilidades. Eso pidió el gobernador de Guerrero y eso prometió el presidente de la República. ¿Ustedes les creen? Yo tampoco.


Colaboró Maura Roldán Álvarez.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.