sábado, 16 de noviembre de 2013

Manuel espino -Nuevas ideas para nuevas realidades

El sistema político mexicano ha llegado a un preocupante distanciamiento entre gobernantes y gobernados. Hay una endémica desconfianza en la autoridad, en la democracia y en los partidos, además de ausencia de diálogo, de acuerdo y de unidad nacional. Las consecuencias están ahí y se hacen evidentes en esa violencia que azota a todas las regiones del país y en el cada vez más alarmante estado de la economía.

Paradójicamente, quienes hemos propuesto una nueva manera de resolver los problemas de la nación recibimos un excelente recibimiento de los ciudadanos y de la gran mayoría de los líderes sociales y empresariales, pero también enfrentamos prejuicios de algunas personas que prefieren conservar el sistema político tal como está.




Ha habido quienes a priori descalifican la propuesta de crear el partido de la concertación nacional, como si no fuera evidente que México necesita un partido nuevo, eminentemente social, capaz de generar puentes de diálogo y espacios de encuentro entre quienes desde ideologías diferentes comparten propuestas de solución. Incluso se ha señalado como defecto de este proyecto el que no tenga ideología.

Aunque le cueste mucho trabajo creerlo a analistas que viven en los grandes centros urbanos y económicos del país, la verdad es que una gran cantidad de mexicanos ya no distinguen entre partidos ni mucho menos entre las corrientes o tribus que los integran. Es por ello que la mayoría habla de “los políticos” como una masa sin rostro y sin individuos, en la que todos son iguales en mañas. Esta generalización —imprecisa y por supuesto injusta con algunos líderes genuinos— es para la gran mayoría una realidad.

Para un 50% de mexicanos en pobreza palabras como “ideología” o conceptos como “derecha” e “izquierda” son abstracciones que nada tienen qué ver con su realidad, con su hambre, con su pavor ante la violencia, con su angustia ante el desempleo, con su preocupación cotidiana por proveer a sus hijos de techo y comida. Por ello, lo lógico en una sociedad que rechaza la ideología es un partido programático.

En contra de la visión conservadora que busca preservar el sistema de partidos tal cual está, justo lo que necesita México es dar poder a los ciudadanos que tienen un enfoque diferente a la visión excesivamente ideologizada que por siglos ha dividido a la patria.

Ya no debemos darnos el lujo de atrincherarnos en ideas anacrónicas. No podemos resolver los nuevos problemas con la vieja política; ni elevar al país con el sistema confrontacional que ha sido su lastre.

De hecho, los sistemas ideológicos creados hace siglos no son parte de la solución, son parte del problema. Izquierda y derecha dividen a nuestra sociedad en bandos irreconciliables.

La inmovilidad de esos equilibrios se basa en la creencia de que no hay nada que podamos hacer, de que así son las cosas y más vale no combatirlas. Pero precisamente a ese derrotismo nos oponemos los concertadores.

Nosotros sí creemos en el poder ciudadano, en que no necesitamos los moldes de ayer para cambiar la realidad de hoy. Por ello estamos creando una institución única en la historia, en la que los ciudadanos de las más diversas formas de pensamiento se den la mano, que se eleve por encima de diferencias: el partido de la concertación nacional.

www.Twitter.com/ManuelEspino
manuespino@hotmail.com

Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=204811

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