Ricardo Alemán |
Y es que, a despecho de aquellos que suponían que el PRD viviría en el mejor de los mundos, a la salida de Andrés Manuel López Obrador, lo cierto es que el partido emblema de la izquierda mexicana parece un infierno.
¿Por qué?
Porque si bien AMLO ya no está más en el partido amarillo, también es cierto que dejó minas en toda la estructura del perredismo.
Y si alguien tiene dudas, basta con echarle una mirada a lo que está pasando en las bancadas del Congreso, en especial en la Cámara de Diputados.
Todos vieron, el pasado viernes, la forma en que se fracturó el grupo parlamentario del PRD, con motivo de la Ley Laboral. Una treintena de legisladores afines a López Obrador, no sólo tomaron la tribuna de San Lázaro, no sólo enseñaron el vandalismo de que son capaces, sino que ridiculizaron a su jefe parlamentario, Silvano Aureoles Conejo.
¿Por qué lo ridiculizaron?
Elemental, porque Aureoles Conejo se había comprometido –con las bancadas del PRI y del PAN- a impedir que sus “huestes” recurrieran a la toma de tribuna.
La realidad fue muy distinta. En los informativos de televisión de ese mismo viernes, la “nota principal” fue justamente la toma de tribuna por parte de los legisladores lopezobradoristas, mientras que su coordinador parlamentario, el diputado Silvano Aureoles, hacía el ridículo al denunciar que los protestantes no habían cumplido un acuerdo.
Es evidente que Silvano Aureoles no puede controlar a los diputados lopezobradoristas. Pero es contundente el hecho de que si bien López Obrador dijo que se iba del PRD y que “no debía nada” a ese partido, dejó a un “piquete” de vándalos para demoler al PRD.
Pero lo que es un verdadero escándalo no es sólo eso; que López Obrador no se haya ido con sus francotiradores. No, lo verdaderamente escandaloso es que buena parte de los manifestantes que tomaron la tribuna –durante la discusión de la Reforma Laboral-, votaron a favor de esa reforma y/o avalaron, con su ausencia, los artículos más cuestionables, entre ellos el tema relativo a la democratización sindical.
En otras palabras, que el grupo lopezobradorista de San Lázaro ridiculizó a su líder parlamentario, al grupo de Los Chuchos y exhibió su debilidad, no por oponerse a la Reforma Laboral, sino para reventar a Silvano Aureoles y arrebatarle a Los Chuchos el control de la bancada.
Todo lo anterior, sin contar el hecho de que, también buena parte de quienes tomaron la tribuna, son legisladores con antecedentes de extorsión, invasión de predio, defraudación y, en el colmo, también hay quienes tienen antecedentes de delitos penales. En pocas palabras, que los lopezobradoristas son “una bonita familia”.
Pero la crisis no termina ahí.
Apenas hace unas cuantas horas el grupo que encabeza René Bejarano, en la Cámara de Diputados, ya dio un paso más. Ahora van por la cabeza de Silvano Aureoles.
Los diputados afines a René Bejarano y a López Obrador, quieren tumbar a Silvano Aureoles y, por consecuencia, intentan imponer a uno de los suyos.
Es evidente que nunca lo van a conseguir. Y ellos lo saben. Sin embargo, le apuestan al desprestigio del PRD, a su debilitamiento, a su demolición.
¿Por qué?
La respuesta está a los ojos de todos. Porque López Obrador quiere matar al PRD para que Morena se convierta en el partido emblema de la izquierda. Al Tiempo.
Leído en: http://lasillarota.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=50813:se-pudre-el-prd&Itemid=186
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