martes, 16 de octubre de 2012

Rafael Loret de Mola - Jaque contra la prensa

Los mandatarios que se convierten en mandantes –quienes ordenan y no cuantos obedecen a la ambigua “soberanía popular”-, cada vez se sienten más incómodos con la prensa independiente y la crítica “incontrolable”, esto es objetiva y digna aun cuando pueda señalar líneas equivocadas; cuando ello ocurre, basta con aclarar los puntos discordantes antes de llegar al asalto brutal contra la libertad. Por desgracia, la tendencia va a la contra. En Argentina, por ejemplo, la señora Cristina Fernández de viuda de Kirchner, quien de hecho heredó el botín del poder de las manos de su consorte, Néstor, fallecido casi tres años después de la asunción de su esposa por él promovida, azota ahora al histórico “Clarín” de Buenos Aires, protagonista de numerosas batallas contra la autocracia desde los tiempos de Perón no extinguidos del todo, pretendiendo su desmantelamiento y lista para extender sus mociones de censura a cuanto se mueva en su contra. Tal siempre será reflejo de una dictadura, jamás de una democracia.




Por eso, sin duda, preocupa tanto que en México no sólo se descalifique y obstaculice la labor crítica desde el poder sino también corran los ataques directos –merecidos o no-, por parte de una izquierda confundida por los desplantes de su mayor ícono y, como tal, propensa al estigma fácil y a las conclusiones viscerales cuando no se encuentra en los análisis una conducta incondicional hacia su causa. Con mayor tolerancia, y un actuar tan inteligente como el de sus estrategas de campaña, ahora mismo Andrés Manuel López Obrador habría alcanzado cotas más elevadas en su persecución tenaz de la Presidencia como eje central de su proyecto “alternativo” que, sin embargo, no fue suficiente para detener las alianzas antinaturales entre el PAN y el PRD ideadas por Manuel Camacho Solís y secundadas por Marcelo Ebrard. Y así procederán en el futuro siempre y cuando puedan meter aguja para sacar barreta. La filosofía popular siempre ayuda a comprender el entorno.


El hecho es que priva la idea, desarrollada por los propagandistas de la derecha, en el sentido de que el 2000 fue una especie de parteaguas para alcanzar no sólo la democracia plena –está plenamente demostrado que no fue así-, sino igualmente la libre expresión, esto es sin persecuciones ni amenazas a los informadores, creándose organismos como los de transparencia y hasta las fiscalías especiales, con el propósito de “defender” a quienes fueran perseguidos por sus ideas. Sin embargo, para maldita la cosa han servido. Lo digo por experiencia propia y la infinidad de testimonios de compañeros cercanos, agredidos incluso a las puertas de su casa, o sencillamente secuestrados para ser atemorizados; suele suceder que la traumática experiencia –en la mayor parte de los casos-, cumple su cometido sin que, en apariencia, el gobierno meta las manos. Es la especialidad, por ejemplo, de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, esperemos que hasta diciembre venidero.


En no pocas ocasiones, además, he escuchado, casi como un reproche, que en otros tiempos no podría escribir como lo hago ni hablar como suelo hacerlo en las tertulias y conferencias a donde soy invitado. No hace mucho, en Hermosillo, la llamada fue hecha por el Consejo estatal para la Transparencia, con un Ejecutivo panista por cierto tras el drama de la guardería ABC que visité horrorizado, y me pidieron una charla más institucional, con tema preciso; precisamente sobre los comicios y su tratamiento en la prensa y, sobre todo, respecto a la equidad y transparencia de las acciones, de uno y otro lado. Fue muy interesante observar que algún colega, acaso no coincidente, se marchó antes de poder replicar, en la fase de preguntas y respuestas, las hipótesis allí expresadas; esperó a que ya no estuviera en Sonora para intentar desmenuzar las tesis y contrariarlas arguyendo que habían sido dispersas. ¿Por qué no lo dijo de cara al conferenciante? Eso habrían de preguntárselo los organizadores del evento –obviamente boicoteado- y cuantos asistieron al mismo, en buen número, a pesar de las advertencias soterradas. Si hablamos de transparencia, debo atreverme a decir estas cosas.

Puntualicemos:


1.- Durante las administraciones panistas, las interrelaciones entre la prensa y el gobierno no mejoraron. Fox llegó arguyendo que le bastaba contar con el apoyo de sus “tres aliados” –las televisoras privadas y algún cotidiano con origen neoleonés convertido en cadena-, para ampararse de lo cuestionamientos de sus adversarios; y concluyó hablando del “círculo rojo” en donde había colocado a todos sus críticos para ignorarlos... como antes expresó el señalado Carlos Salinas, engendro de muchos de los males actuales para sus opositores de izquierda y derecha –también para no pocos periodistas entre quienes me cuento-, al definir que “ni veía ni escuchaba” a las voces disconformes. Muy democráticas las posturas de sendos personajes. Fox finiquitó su gobierno traicionando a la democracia –como ha reconocido al subrayar que gracias a él fue posible doblegar a López Obrador en los escrutinios en 2006-, y marginado de las decisiones porque no fue capaz de corregir su altanería ante el Congreso al que consideró “un freno”. ¿No se trataba de modificar las interrelaciones del Ejecutivo con un Legislativo lacayuno y maniatado a las decisiones del presidente en turno? Nunca ha respondido a esta interrogante porque, sencillamente, no puede hacerlo sin recibir las enfermizas reacciones de Marta y sus muchas faldas. Igual que Cristinita, la viuda exasperante y exasperada. ¿Por qué uso el diminutivo? Sencillo, para equipararla con Evita e Isabelita, sus legendarias antecesoras en la Argentina del gaucho-catalán metedor de goles.

2.- A lo largo del periodo de Calderón, que al fin está llegando a su fin –un mes y medio exacto para el finiquito definitivo, pase lo que pase-, se recrudeció la persecución, la censura y el rencor contra cuantos le cuestionaron. Mentira que hayan servido para algo las fiscalías respectivas y las tantas organizaciones de transparencia, salvo para el lucimiento del gobernante en los foros internacionales. Es muy sencillo ahora insistir en que la “guerra” contra las drogas ha colocado en la indefensión a periódicos e informadores; desde luego, como conoce la Biblia –casi como un seminarista o un monaguillo con cara de regañado-, se apega al episodio de Poncio Pilatos y su lavado de manos que dio cauce a la crucifixión del Señor. Son otros claro los responsables, la delincuencia organizada irrefrenable por ejemplo, y no el santiguado gobierno del michoacano incapaz de evitar el reguero de sangre que deja detrás de él.

Por cierto, algunos amables lectores, han pretendido marcar líneas y aducen que, de las ochenta mil víctimas registradas por los organismos no gubernamentales –para la oficialidad “sólo” son sesenta mil-, debemos considerar a un buen número de gatilleros y malosos. No es así: La secuela marca a las víctimas inocentes, no a los criminales ni a los soldados caídos. Deben tenerlo muy en cuenta para no caer en la ramplona propaganda calderonista, tan bien orquestada por el catalán-mexicano –por decreto unilateral del ya muy próximo “ex”-, Antonio Solá Recquer, quien ahora, ufana, busca reacomodo entre los asesores de ¡Enrique Peña Nieto! Kafkiano, por decir lo menos.

Debo apuntar que, desde el arranque de su negativa administración, Calderón condenó al nepotismo pero influyó para que su cuñado, Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, formara parte del grupo hispano PRISA –que publica el diario “El País” en España con extensiones a México-, para coadyuvar a las negociaciones para que esta empresa adquiriera acciones de la emblemática XEW propiciando con ello la salida de los comentaristas incómodos, entre ellos la señora Aristegui y otro joven comunicador que debieron seguir otras sendas igualmente viciadas por las negociaciones de sus patrones. Las historias todos las conocemos, pero si se requiere, ampliaremos esta información como hemos hecho siempre.

No hubo respeto sino intromisión; no democracia sino demagogia. Así se cierra la página negra... cuando la perspectiva comienza a oscurecerse hacia el futuro inmediato con una apología del continuismo de Estado.

loretdemola.rafael@yahoo.com.mx

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/jaque-contra-la-prensa

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