miércoles, 14 de noviembre de 2012

Rafael Loret de Mola - Naciones divididas

El peor presagio para la humanidad, todavía en el arranque del tercer milenio, es la propensión de las naciones a desunirse o, más bien, a exaltar radicalismos irreconciliables bajo el supuesto de considerar a quienes opinan de manera distinta como enemigos, no sólo adversarios, sin virtudes y dotados de una tremenda carga de perversidades. La vieja disputa entre liberales y conservadores, por ejemplo, fue evolucionando hasta el terreno de las confrontaciones ente monárquicos o republicanos, nacionalistas exacerbados –es decir xenófobos- o vanguardistas con acentuada perspectiva en pro de ciertas minorías que se caricaturizan a sí mismas, como el movimiento lésbico-gay. (Cuidado: hablo de las organizaciones que pretenden, con impulso oficial, ganar las calles y no de quienes, en uso de su libertad y privacidad, actúan como quieren, esto es sin necesidad de disfrazarse o desnudarse para dar rienda suelta a desenfrenos injustificables bajo la argucia de que sólo así se liberan, salen del clóset dicen, después de muchos años de represión. Falacias). 




Es triste el panorama porque es anuncio de nuevas confrontaciones estériles y de una paz ahogada por los chantajes mutuos como los que pretenden, por ejemplo, los opositores en la nueva legislatura mexicana en donde el saliente PAN domina las escenas por la frialdad –que revelan sus presiones internas-, de los coordinadores de ls bancadas del PRI en sendas Cámaras; o la de los socialistas españoles temerosos de mencionar la palabra “república”, a la que se acogen millones de españoles por cierto aun cuando nadie se atreve a pronunciarse con los rescoldos de miedo que dejó el franquismo todavía vigente con el retorno y permanencia de los Borbones en el Palacio Real –viven ahora en el de la Zarzuela, a las afueras de Madrid-, o la de los británicos quienes siguen sin entender los amagos separatistas de Escocia... e Irlanda, en cadena diríamos como en la tierra de Cervantes se desgajan ya los catalanes tuertos y los vascos violentos que exaltan a los terroristas –quienes mataron a ochocientas noventa personas desde que comenzaron a hacerse sentir bajo la dictadura, casi medio siglo desde entonces-. 

Menos mal que en nuestro México la leyenda negra que persigue a los yucatecos –llamando a su entidad jocosamente, “la hermana república” con evidente ignorancia y consiguiente mal gusto-, procede de un episodio que en vez de denigrar, exalta: fue Santa Anna, uno de los tres grandes antihéroes de nuestra patria, quien produjo la justa indignación de los hijos del Mayab eterno al decretar el fin del federalismo y el inicio de una República central que propició el retiro pasajero de los peninsulares quienes, pasado el temporal tiránico, volvieron al redil de la patria sagrada. No se olvide que fue el mismo general, quien se antepuso el mote –no otra cosa- de “Alteza Serenísima” –casi es una copia cómo llaman ahora sus agremiados y lacayos a la “maestra” Elba Esther-, gobernador de Yucatán pretendiendo entonces crear una especie de triangulo comercial entre los puertos de Progreso, Veracruz –su cuna- y La Habana con intenciones de reinar fuera de la República y como mandante absoluto. Pero nadie se atreve, y sería una barbaridad, condenar a los veracruzanos por este enorme pelo en la sopa. 

Repito, aun en los momentos de mayor tensión, digamos cuando el extinto cacique Víctor Cervera elevó sus chantajes prodigando el regionalismo yucateco a costa de repartir hasta banderitas propias con tal de negociar políticamente su sostenimiento, a ningún yucateco se le ocurriría hoy acudir a un plebiscito para resolver si rompen con México o no; quizá algunos miembros de la todavía vigente “casta divina”, eternos promotores y patrocinadores del PAN por esas tierras –tengo todos los apellidos y pruebas de ello-, optarían por la posibilidad de unirse a los Estados Unidos para privilegiar con ello la expansión de sus empresas en Florida a la manera de los cubanos capitalistas tan bien afincados por allí tras ser desnudados, moral y físicamente, por la Revolución de los barbudos de Sierra Maestra. 

Volteemos ahora hacia la gran potencia de nuestro tiempo, los Estados Unidos de América quienes se han apropiado del nombre del continente al punto de que los jóvenes no reconocen a más americanos que a ellos mismos, despreciando a cuantos llegan desde el sur. Un extremism de la xenofobia inocultable, propicia igualmente para la expansión del racismo aunque Barack Obama haya ganado, de puntitas, su reelección en un clima creciente de enfrentamiento entre dos bandos, cada cual con su mitad de electores. Por cierto, ¿es democrático, de verdad, el esquema de los “votos electorales” que se adjudica un poco de manera anárquica a cada estado de la Unión Americana, despreciando el conjunto de los sufragios? En algunos comicios, digamos en 2000, ha ocurrido que la densidad en una sola región –en este caso Florida- propiciara una pírrica victoria del clan Bush por apenas 271 votos electorales de 270 que representan el mínimo para acreditarse la victoria sobre 538 posibles. 

No se olvide que en aquella ocasión, cuando México presumía de haber llegado al amanecer de la democracia por la exaltación de Vicente Fox y la caída del “muro priísta”, el entonces vicepresidente Al Gore declinó mantener el pulso en tribunales para no enturbiar la imagen y solvencia del establishment, motivo de orgullo para el sector poderoso de estadounidenses que suelen definir el futuro más allá de los resolutivos de la Casa Blanca, el Congreso y los tribunales. 

Sendas victorias de Obama –el hombre que aglutina, casi, el nombre y el apellido de dos de los más enconados enemigos de los Estados Unidos, Hussein y Osama, ambos muertos por intervención de los marines en suelo ajeno, como paradoja inescrutable-, dan la impresión de que hablamos de una nación en donde el género, el color de la piel y el origen no marcan diferencias. Nada más alejado de la realidad. La realidad es que se ha convertido tal cosa en una especie de cortina de humo tras los desaguisados terroristas de 2001 cuando el segundo de los Bush alcanzó, por fin, el liderazgo eventual que no había conquistado en las urnas, un hecho no suficientemente analizado por cierto, para propiciar la exacerbación de los nacionalismos irascibles que condenan, por señalar una muestra, a los indocumentados vistos como piezas de cacería por los llamados “minuteman” de Arizona desde que gobernaba a este estado Janet Napolitano entre 2003 y 2009 hasta que fue llamada por Obama para ocupar el cargo de gabinete más significativo, el de secretaria de Seguridad Interna. Como un refrendo, contradictorio por lo demás, a sus acentos xenófobos. 

La realidad nos habla de divisiones, no de amalgamas, por doquier. Como si retrocediéramos en el tiempo hasta la prehistoria en donde las tribus se mataban entre sí por disputarse una cueva. En España, la menciono otra vez porque es un ejemplo claro de ello, los catalanes reclaman su independencia porque alguna vez la península estaba dividida por reinos hasta la época de la Reconquista y el matrimonio de los llamados Reyes católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón; de privar este criterio, los árabes estarían en su derecho –como creen algunos- sobre Al-Andalus, esto es Andalucía, en donde dejaron algunas joyas monumentales como legado al patrimonio cultural de la humanidad. ¿Sumamos o dividimos? 

La cuestión no es nimia porque las ambiciones políticas están imponiéndose al raciocinio y a la más elemental lógica. 

Debate 

Así, la exacerbación de parte de los catalanes contra las corridas de toros –que en algunas naciones latinoamericanas, como Colombia y Perú, se ha traducido como una forma de elevar las raíces indígenas sobre el mestizaje que forma su idiosincrasia-, puede ser analizado como una especie de parteagüas aprovechando la propensión a defender a los animales con acentos de cursilería inauditos: la soledad de muchas mujeres y no pocos hombres, obliga a volcar sus amores hacia quienes les acompañan gracias al cautiverio al que someten a sus mascotas; y de allí a ver en la tauromaquia sólo signos de barbarie, cuando concentra otros valores históricos, incluso éticos –como lo han asegurado en la Universidad de la Soborna en París, filósofos y académicos de renombre quienes han solicitado a la UNESCO la declaración de esta tradición como “patrimonio inmaterial de la humanidad”-, cuando sólo usan de pretexto a los animales cuyo instinto fiero los hace protagonistas del gran espectáculo de la bravura como una eterna lección existencial que les libra, además, de la sordidez de los mataderos y rastros oscuros. Pero de esto poco se habla. 

Siempre será dañino para la conciencia de los pueblos negar raíces e idiosincrasia propios siguiendo culturas ajenas en expansión. ¿No se dan cuenta los “antis” de todo que así se les hace juego a los intereses expansionistas de las mayores potencias del norte? México no es sino parte de un largo botín de naciones satélites, si bien ricas en reservas naturales, a las que se intenta dividir para ganar así en ls terrenos de la especulación y el injerentismo. Inglaterra misma, en donde se ha visto caer a la libra esterlina acaso porque aceptaron integrar la Unión Europea –con la kaiser Merkel como emblema-, sin entrar a la zona euro, hará más sencilla su traslación a medida que el otrora “imperio” se vaya desgajando; Escocia, es la primera estación; y ya vendrán otras. El fondo, por desgracia, es el mismo. 

La Anécdota 

Algo similar sucede con el fútbol y la mayor de las mafias multinacionales “legales” que existen, la FIFA. Por ella, claro, los catalanes usan como estandarte a un equipo singular con ayudas colaterales innegables. Un botón vale: las calificaciones para el Mundial de Fútbol no afectaran absolutamente nada al célebre Barsa de Messi –una fusión extraña de un argentino con el catalanismo-, y desmantelaron al Real Madrid que antes de la última llamada de la mafiosa institución tenía a su plantel completo y extraordinariamente fuerte. ¿Qué sucedió? Sencillamente que se rompieron casi todos sus jugadores claves, incluyendo sus delanteros, mientras el Barsa, a pesar de su baja de nivel, sigue ganando llenando sus estadios con el pendón independentista de Cataluña. ¿Es necesario agregar más? 

A los aficionados al fútbol les recomiendo, sin apasionamientos, apuntar cuántas veces los árbitros FIFA han favorecido a los representantes catalanes a costa de cercenar a los españoles pese a ser campeones del mundo. Basta con eso para descubrirlos. Toros, fútbol y política a la par de los que claman por las secesiones. Sólo faltan la religión y la monarquía en declive. 



E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com 

NO HABLO COMO AFICIONADO SINO EN CONDICIÓN DE ANALISTA A QUIEN JAMÁS SE HA DESMENTIDO PÚBLICAMENTE LUEGO DE TREINTA Y TRES OBRAS PUBLICADAS. ¿HABRÁ MERECIDO LA PENA CUANDO OBSERVO QUE PREDOMINA LA IGNORANCIA SOBRE LOS ARGUMENTOS MÁS SENSATOS, IRREBATIBLES? CADA DÍA ME ANGUSTIA MÁS LA RESPUESTA.

Leído en http://www.vanguardia.com.mx/nacionesdivididascajonesbajollavelamafiadelfutbol-1414739-columna.html

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