Ni el gobierno federal ni el capitalino han tenido la capacidad negociadora para evitar el caos, la innegable descomposición político-social y la anarquía impulsada no sólo por las hordas de la CNTE, sino también por otras organizaciones que ya le tomaron la medida a la autoridad. Y del narco ni hablar.
La ingobernabilidad se asoma, peligrosa, a unos días de que Peña Nieto rinda su primer Informe de Gobierno.
Y en ello no hay casualidades.
¿Dónde está, según presumen los priistas, su oficio de negociadores políticos del que tanto careció el calderonismo y que era una de las cartas fuertes del regreso del PRI? Extraviado. Perdido en la retórica y en amenazas fútiles.
“Todo tiene un límite”, advirtió Osorio Chong. ¿Y? No pasó nada. Ni se evitó que los maestros de la CNTE desquiciaran el DF… como tampoco se ha impedido que en los estados imperen violencia, desorden e impunidad.
Revisemos:
Oaxaca sin clases, sin gobernador y sin solución.
Michoacán sigue dominado por el crimen organizado. Se pretendió atacar al narco con el arma más recurrente, hasta hoy, del peñismo: la saliva. Y allí están las consecuencias.
Guerrero bajo fuego y sometido por la violencia. No basta un spot del regordete Luis Miguel promocionando Acapulco. Ésa es una trivialidad.
Nadie pone orden.
La falta de negociación política en Gobernación es evidente. Hay temor. Los exhibió el SME que durante tres meses bloqueó Bucareli, afectó a ciudadanos y jodió negocios. ¿Cómo se resolvió? ¡Con la entrega de 40 millones de pesos! Bonita solución. Como en los viejos tiempos.
“Se evitó derramamiento de sangre”, dice Miguel Ángel Mancera. Pero los ciudadanos ni aceptan el argumento ni mucho menos se tranquilizan. Sólo por el sobado maratón se abrió un paréntesis —sólo eso: una pausa—, en los desmanes de la CNTE, que está al acecho.
¿Cómo se convenció a los profesores de la CNTE? ¡Con un bono de dos mil 500 pesos a cada uno! Es inadmisible.
En ninguna democracia ocurre esto. Dicen las autoridades capitalinas que es “el costo de vivir en la capital del país”. Chorradas. Esta justificación agravia.
En nueve meses, el DF se ha convertido en ciudad sin ley: levantones masivos —casos Virtual y Heaven— y alta criminalidad. En tiempo récord llegó la descomposición.
¿Y los maestros de la CNTE?
En su macho: no ser evaluados. Ese es el pretexto perfecto para chantajear y obtener prebendas. La resistencia a someterse a exámenes que comprueben su capacidad para impartir clases.
La ecuación indigna:
Los profesores de la CNTE —su poderío está en el DF, Oaxaca y Michoacán— deben trabajar sólo 200 días al año, pero la realidad indica que el promedio de clases es de cien días en Oaxaca, como ejemplo principal. Aun así se indignan cuando los cuestionan.
El desorden explota cuando la anarquía de una parte del magisterio y la incapacidad negociadora de los gobiernos se funden y se convierten en pasto seco para que prenda el caos y la sinrazón.
¿Y quiénes son los verdaderos perdedores? Los ciudadanos.
El desorden llega a unos días del primer Informe de Peña Nieto. Desde ahora se perfila el escenario porque están sobre la mesa todos los ingredientes para que así ocurra: que se repitan los desmanes del 1 de diciembre de 2012, cuando el priista rindió protesta como Presidente.
De reeditarse otra jornada de caos como aquel primer día de diciembre del año pasado, lo único en claro será: los gobiernos federal y capitalino no aprendieron la lección y volvieron a cometer los mismos errores.
Ya veremos el entorno del primer Informe Presidencial.
Por lo pronto, la ingobernabilidad.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
CASO HEAVEN. Prácticamente confirmado que diez de los trece cuerpos hallados en Tlalmanalco, Edomex, corresponden a los de los jóvenes secuestrados el 26 de mayo en el bar Heaven, lo que sigue es: ¿de quién eran las camionetas y las armas que se llevaron a los tepiteños? ¿Bajo órdenes de qué grupo criminal estaba el comando?
En el Expediente 157/2013, ni Ernesto Espinoza Lobo ni Mario Rodríguez Ledezma —dueños del antro— ni ninguno de sus cercanos se acreditan la propiedad de vehículos, de armas o de sicarios; “…solicitaron apoyo, es decir, le llamaron a más gente escuchando a Polo que hacía una llamada telefónica diciendo que se acercaran…”, consta en declaraciones ministeriales.
¿A quién le llamaba Ismael García Polo, El Polo, gerente del Haven, aún prófugo? Esa es otra respuesta que nos deben dar las autoridades, y no sólo decir que los únicos culpables fueron El Lobo y sus secuaces.
El caso Heaven no está cerrado ni mucho menos.
Fuente: Excelsior
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