viernes, 18 de octubre de 2013

Sergio Sarmiento - Gravar pecados

"En este mundo tan profano, quien muere limpio no ha sido humano”. 
Álvaro Carrillo 

Los grupos que se oponen a los organismos genéticamente modificados han buscado por décadas pruebas de sus supuestos daños a la salud. A pesar de que los transgénicos han sido sometidos a investigaciones intensísimas -que ni la aspirina, el café o la carne de res habrían aprobado- no se ha encontrado hasta ahora ninguna prueba. Si quiere usted tomarse un refresco, tendrá que pagar un impuesto especial. Es por su propio bien. Así dicen los políticos que en su afán de quitar más dinero a los mexicanos han creado una serie de nuevos impuestos a “pecados”.




Los diputados del PRI y el PRD no estuvieron contentos con gravar los refrescos, por nuestro propio bien, sino que decidieron aplicar impuestos a otros productos pecaminosos. No deja de ser interesante, empero, su concepto de pecado. Ya sabíamos que los políticos consideran como pecado el refresco y por eso han sostenido el punitivo impuesto de 1 peso por litro, que castiga más a los refrescos más baratos, como Jarritos, que a los caros, como Pepsi y Coca. Pero el agua de jamaica queda exenta no sólo del impuesto especial sino del IVA, aunque tenga el mismo o más contenido de azúcar. El chocolate y otros productos del cacao, ese regalo de México al mundo, tendrán que cargar con un impuesto especial de 5 por ciento por cada 100 gramos. Me imagino que pronto tendremos que importar todo nuestro chocolate de Suiza.

En cambio no se castiga el café, mucho más dañino, seguramente porque éste lo consumen en profusión los diputados. Otros perniciosos productos, como los flanes y pudines, los dulces de frutas y hortalizas, los dulces de leche, los alimentos preparados a base de cereales, los helados, las nieves y las paletas de helado, tendrán también un castigo fiscal por todo el daño que hacen a la gente. La crema de cacahuate será sancionada también, a pesar de las protestas de Charlie Brown y su perrito Snoopy. Afortunadamente se exenta de este impuesto al pecado a los puros y tabacos elaborados a mano, no sea que suban de precio los Cohiba que los diputados gustan de fumar después de las comidas.

Hablando de Snoopy, resulta que su alimento balanceado tendrá que pagar IVA, no porque se trate de un pecado sino porque es un lujo. El ciego que requiere de un perro lazarillo tendrá que pagar así 16 por ciento más por alimentar a su lujo. La otra opción es darle nuevamente sobras, como se hacía en el pasado. Claro que estas sobras no están diseñadas para mantener la salud del animal.

Los albergues para animales, que en condiciones muy precarias hacen una enorme labor social que el gobierno no ha querido o no ha podido hacer, sufrirán un aumento automático de sus costos de 16 por ciento. Por eso Snoopy ha decidido abandonar su retiro en San Miguel de Allende y regresar a Estados Unidos.

Ni el presidente Enrique Peña Nieto ni los diputados del PRI y del PAN inventaron los impuestos al pecado o al lujo. Ya en el siglo XIX Antonio López de Santa Anna estableció un gravamen a las ventanas y a los perros de compañía. El resultado fue que la gente tapió sus ventanas y escondió a sus mascotas.

Hace algunas décadas Luis Echeverría y José López Portillo se dedicaron también a crear toda suerte de impuestos al pecado y al lujo. Los siguientes gobiernos entendieron que el camino era equivocado y empezaron un gradual esfuerzo por racionalizar y simplificar el sistema tributario y sobre todo por hacerlo menos arbitrario.

Pero Peña Nieto y los diputados del PRI y el PRD se han inspirado en Santa Anna, Echeverría y López Portillo para construir su nuevo sistema fiscal. Hay dos problemas con los impuestos al pecado. El primero es que no funcionan. El gobierno no ha establecido una meta para la reducción del sobrepeso por el impuesto a los refrescos porque sabe que no habrá ningún avance por el gravamen.

El segundo, más de fondo, es que ningún político tiene derecho de meterse en las decisiones personales. Cada uno debe decidir qué pecados comete y cuáles no.

PAGAR QUINCENAS

Dice el gobierno de Michoacán que ahora sí descontará a los maestros los días que no trabajen. Apenas en septiembre aceptó pagarles las tres primeras semanas que no asistieron a clases. ¿Por qué habríamos de creerle ahora? .

www.sergiosarmiento.com

Quien me manda ser un lujo!!

Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=198447

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