La Quina se fue, pero su mundo se queda. La leyenda negra de Joaquín Hernández Galicia es otro capítulogrueso del libro de texto gratuito de la política nacional.
Producto y símbolo de la intrincada maquinaria del corporativismo priista, el tamaulipeco amasó poder y fortuna durante tres décadas al frente del sindicato petrolero, en contubernio vergonzoso con los gobiernos priistas… ese también fue un matrimonio de miedo, marcado por la impudicia y el despilfarro… ¿equiparable al de la maestra Elba Esther Gordillo?
El ex presidente Miguel de la Madrid (MMH) lo reconoció en entrevista con la periodista Carmen Aristegui: “Éramos benévolos mutuamente; podría calificarse de complicidad; el gobierno toleraba los abusos del sindicato, y el sindicato toleraba al gobierno sus abusos”.
Hernández Galicia llegó a ser tan poderoso como para oponerse a la candidatura presidencial de Carlos Salinas de Gortari. Cometió el pecado mortal de traicionar al priismo… de morder la mano que le daba de comer susverduritas. Semejante osadía le costó ocho años de cárcel, la peste… y la muerte política; llevaba 16, en calidad de cadáver.
El 10 de enero de 1989 Hernández Galicia fue aplastado por Salinas mediante un golpe rotundo. Por venganza, leaventó un cadáver y varias cajas repletas de armas prohibidas, a la puerta de su casa; fue condenado a 35 años de cárcel.
Humillado y enfermo, sin poder ni fortuna, La Quina salió de prisión con el rencor de vengar la afrenta de su verdugo; malas lenguas le achacan haber sido responsable de filtrar información del Pemexgate.
“El arresto de La Quina fue inevitable porque era muy hostil, hacia mí, primero, y luego hacia Salinas”. Esta afirmación de MMH comprobó, cuando menos verbalmente, que Hernández Galicia había patrocinado la publicación del libro Un asesino en la presidencia, donde se relata cómo uno de los miembros de la familiaSalinas de Gortari —Raúl o Carlos— asesinó a una empleada doméstica.
La caída de La Quina fue ejemplo y mensaje… después delquinazo, —palabra acuñada para definir la defenestración política—, Salinas buscó legitimarse derribando a otro cacique también mayor: Carlos Jongitud Barrios, líder del sindicato de maestros… de aquella acción surgió precisamente Elba Esther Gordillo, hoy de ingrata memoria.
El quinazo fue un golpe directo al aparato del poder sindical, pero también, símbolo del gatopardismoimperante en las perversas relaciones del estado con las organizaciones obreras.
–¿Con la eliminación de La Quina, todo cambió para quedar igual?
Purgatorio: La gloria y la caída de La Quina fueron estrepitosas… su error no fue ser amo de horca y cuchillo al vender plazas o regir el destino de los trabajadores petroleros, no, el error más grave de La Quina fue violar las reglas del juego… olvidar que en la dictadura perfectasólo cabe un dios… y no era él; hace mucho me lo dijo en Cuernavaca.
Condolencias a la familia
del cronista Guillermo Tovar y de Teresa.
@JoseCardenas1
josecardenas.com.mx
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