miércoles, 13 de noviembre de 2013

Salvador García Soto - Gabinete, el primer ajuste

A punto de cumplir un año en el gobierno, el gabinete de Enrique Peña Nieto acusa también el desgaste que, en palabras del propio presidente, ha sufrido su administración como parte del costo por impulsar reformas estructurales que no son estrictamente las más populares, pero sí las más necesarias desde la óptica de las cúpulas del poder. Unas en mayor grado que otras, diversas secretarías y dependencias del gobierno federal  han resentido los efectos de la sacudida reformista del primer año y sus titulares han sido sometidos a presiones de las que no todos salen bien librados.






Mucho se insiste en los círculos políticos en el significado del ciclo que representa este primer año y en que desde la casa presidencial se realiza un balance para llevar a cabo el que sería el primer ajuste al gabinete peñista, con cambios y enroques en varias dependencias que se están evaluando para realizarlos a finales del año, cuando Peña Nieto calcula tener aprobado el primer paquete de reformas con la votación de la Reforma Energética que cerrará la primera batería de iniciativas con las que se propone, según el discurso, “cambiar al país” y “reactivar el crecimiento y el empleo para los mexicanos a partir del próximo año”.

Las especulaciones abundan en los corrillos del poder donde se barajan nombres de posibles relevos y bajas en el equipo presidencial. Desde secretarios de los que se dice ya terminaron un ciclo y serán cambiados, como el de Educación, Emilio Chuayffet, que ha resentido el costo de la Reforma Educativa y las interminables protestas y el fortalecimiento de la CNTE, hasta el de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez, de quien se menciona que en Los Pinos no están nada contentos con su gestión porque “se le ha descompuesto el sector” y hay demasiadas quejas de las organizaciones campesinas por el manejo de la dependencia.

Otro nombre que aparece como seguro en casi todas las quinielas de cambios en el gabinete es el de laSecretaria de Salud, Mercedes Juan. La invisibilidad de la funcionaria en temas tan delicados como la crisis del sector salud en las clínicas locales que han negado atención a usuarios al grado de dejar morir a pacientes en sus puertas o abandonar a mujeres que paren en patios o recepciones, es algo que ha golpeado la imagen de la dependencia rectora del tema de salud pública, donde se suman también brotes epidémicos de enfermedades que estaban controladas en el país. Lo único que podría salvar a la doctora Mercedes Juan, dicen los gabinetólogos, es su condición de mujer ante el déficit de género en el equipo presidencial.

En una situación parecida se encuentra la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles. Aunque muchos anticipaban desde hace tiempo su salida, luego de la crisis de la Cruzada contra el Hambre y los usos electorales de programas sociales en los comicios locales de este año, la realidad es que Robles se ha mantenido y, si bien no es la más cercana al ánimo presidencial, a su favor abonan la operación efectiva que ha desplegado en Guerrero donde, por encargo del presidente, encabezó las labores de ayuda ante las emergencias por las lluvias. Dentro del mismo gabinete se reconoce como Rosario se enfrentó incluso en una ocasión al secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, ante la lentitud con la que reaccionaron en un primer momento las Fuerzas Armadas. Eso puede hacer que la mantengan en el cargo donde muchos la siguen viendo vulnerable.

Derivados de esos posibles cambios se cree que pudiera haber ajustes también en algunas direcciones de paraestatales como la Comisión Federal de Electricidad, donde se habla de la salida de Francisco Rojas.

Pero sin duda el área de más desgaste en el equipo más cercano del presidente es la Secretaría de Hacienda. El crecimiento esperado de 0.7% para el presente año habla del fracaso de la política económica encabezada por Luis Videgaray, a lo que se suman las protestas y el enojo de empresarios, comerciantes e industriales por las recién aprobada Reforma Fiscal. Pero aun con todo eso Videgaray no aparece en ninguna lista de posibles cambios y hay quienes creen que el poderoso supersecretario, con todo y el desgaste que ha acusado, recibirá la oportunidad de probar su discurso sobre las bondades que traerán los polémicos cambios fiscales y la reactivación económica a partir del primer trimestre de 2013.

Así que las decisiones están en manos del presidente y el primer ajuste al gabinete se ve como una medida necesaria para aminorar el impacto que ha tenido en la imagen de Peña Nieto la caída brutal las expectativas en este convulsionado y difícil primer año de su administración.


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