Sin duda desde hace varios años los comentarios, posiciones o acciones políticas que ha emprendido López Obrador causan reacción en la clase política y en la sociedad. Habrá que recordar cuando fue candidato a gobernador de Tabasco, donde demostró el fraude cometido por el PRI, teniendo como pruebas las facturas de los gastos de campaña que rebasaban por varios millones de dólares el tope de campaña y se comparaba con el gasto de campaña de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Su paso como presidente nacional del PRD, durante el cual emprendió una fuerte campaña de información del Fobaproa, que culminó en un plebiscito a nivel nacional. Y sin duda como jefe de gobierno del Distrito Federal, donde concibió y ejecutó, a través de políticas públicas, otra forma de acción de gobierno, apoyando a los ciudadanos (adultos mayores, discapacitados, madres solteras) y por el otro impulsando la inversión privada (recordemos la inversión del señor Slim en el corredor de avenida Reforma y en el Centro Histórico).
Siendo candidato a la Presidencia de la república en 2006 convocó a los ciudadanos (sin partido y sin participación política), promoviendo en sectores de la sociedad civil formas de organización autogestivas, las llamadas redes ciudadanas. Señaló y demostró que existe un grupo hegemónico integrado por empresarios, políticos, medios de comunicación y una estructura de Estado que está instalada en los tres poderes que realizaron y permitieron el fraude electoral. La Convención Nacional Democrática, de la cual emana el gobierno legítimo, y se le nombra presidente legítimo, emprendió un recorrido por todos los municipios del país, convocando a la organización e informando en las plazas públicas sobre la situación real del país. Recordamos su participación en la defensa del petróleo, para la que nuevamente convoca a los ciudadanos a informarse y movilizarse.
En las recientes elecciones de nuevo es candidato a la Presidencia y resulta ganador. Morena y los tres partidos de izquierda constituyen la Coalición Movimiento Progresista obtienen la mayor votación que ha tenido la izquierda en 30 años. Pero nuevamente el fraude deja fuera el cambio real para el país.
El 9 septiembre, en Asamblea de Morena en el Zócalo, hace pública su separación de los partidos de izquierda y da a conocer la convocatoria al Congreso Nacional de Morena que tiene como objetivo decidir sobre el futuro organizativo de Morena. En este punto se analiza y discute sobre la conveniencia de formar un partido político o mantenerse como asociación civil; además, se decidirán de forma democrática los órganos de dirección de Morena desde congresos nacional y estatales y comités ejecutivos en los estados y a nivel nacional, y las comisiones Honestidad y Justicia.
López Obrador y Morena nuevamente están en el escrutinio público de los que lo apoyan y de sus adversarios. Hemos señalado brevemente su vida pública y ha demostrado congruencia con sus principios y su moral, transparencia en los cargos públicos y sobre todo sus ideas y proyectos han transcendido en algo real, en una nueva corriente de opinión nacional que ha cobijado a los ciudadanos. Este nuevo proyecto deberá inyectar la participación de los ciudadanos y una nueva convivencia entre los institutos políticos de izquierda en el país.
En estos días por todo el país se están desarrollando las asambleas distritales; y en Querétaro se desarrollarán en la capital del estado los días 6 y 7 octubre; y en San Juan del Rio y Cadereyta los días 13 y 14 octubre, respectivamente.
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