Allí están las trampas: en la forma como se pregunte al ciudadano.
En medio de la tragedia nacional por los ciclones, dos hechos registrados en las últimas horas marcarán, a querer o no, el rumbo de la reforma energética propuesta por Peña Nieto: el rechazo absoluto de Cuauhtémoc Cárdenas y las movilizaciones sociales encabezadas por Andrés Manuel López Obrador.
Sí, la propuesta petrolera del gobierno federal ha logrado lo que parecía impensable: las dos cabezas de la izquierda mexicana, los indiscutibles líderes del PRD, los opositores con mayor peso en los últimos 25 años, se han unido y formado un bloque antirreforma energética.
Y no es poca cosa.
Guste o no, Cárdenas y AMLO son figuras que convocan. El primero, respetado. El segundo, polémico.
A Cuauhtémoc Cárdenas le robaron la elección presidencial en 1988 para entronizar a Carlos Salinas de Gortari.
AMLO se ha dicho despojado en 2006, y en la presidencial de 2012 quedó en segundo lugar, obteniendo casi 16 millones de votos. Su fuerza en las urnas allí está, avalada por las instituciones. Lo demás son adoraciones fanatizadas u odios enfermizos. Nada más. Hoy, la fuerza moral de Cárdenas y el indiscutible liderazgo de AMLO son dos rocas que se cruzan en el camino de Peña Nieto y de sus operadores políticos rumbo a la reforma energética.
Revisemos:
El domingo pasado, López Obrador, desde la tribuna popular y ante miles de simpatizantes, lanzó una papa caliente al gobierno federal: ni sujetarse al consenso de los foros en materia energética que se realizan en el Senado, e ir más allá de lo que vote el Congreso: realizar una consulta nacional sobre la reforma energética.
Astuto, López Obrador fue más allá: lanzó una moneda de cambio al reconocer públicamente y por vez primera a Peña Nieto como Presidente y, bajo esa nueva circunstancia política que modifica de fondo la relación AMLO-Peña, invitarlo para discutir la reforma.
La mira de AMLO está puesta en 2014, cuando quedará integrado, sin duda, el nuevo partido político Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), o como se llamará. Entonces, no será cuestión de que el gobierno quiera o no dialogar con el partido de López Obrador. Tendrá que hacerlo. Así que, ¿por qué no empezar de una vez?
En el fondo, ambas propuestas de AMLO son difíciles de rechazar bajo cualquier democracia: consultar a los ciudadanos sobre el patrimonio nacional e invitar al Ejecutivo a debatir temas estratégicos con las fuerzas opositoras. ¿Qué demócrata estaría en desacuerdo con esas fórmulas?
Y si alguien piensa que una consulta nacional rechazaría la reforma energética, hace un cálculo inexacto: los ciudadanos cada vez están mejor informados y decididos a avalar una reforma inaplazable para Pemex y para la industria. La clave estaría, en todo caso, en la manera en como se presentarían las preguntas de la consulta. No es lo mismo plantear: ¿Quiere usted que se privatice a Pemex?, en lugar de: ¿Quiere usted que se modernice a Pemex? Allí están las trampas: en la forma como se pregunte al ciudadano.
E invitar al Presidente como interlocutor lo pondría a prueba y determinaría si, en realidad, hay un nuevo PRI o es, simplemente, un mero slogan publicitario.
¿Y Cuauhtémoc? El hijo del general Lázaro Cárdenas —el mejor Presidente que ha tenido México de acuerdo con la encuesta presentada y analizada en estos Archivos del poder el martes pasado y auspiciada por juristas UNAM—, abrió ayer los foros petroleros en el Senado bajo una frase que no deja lugar a duda:
“La iniciativa del gobierno para reformar los artículos 27 y 28 de la Constitución es una iniciativa privatizadora, dígase lo que se diga”. ¡Zas! Cárdenas se pronunció en contra de modificaciones constitucionales por la reforma energética, “pues no tienen sustento”.
Si el gobierno federal calculaba el respaldo, aun matizado, de Cárdenas a la reforma energética, se ha equivocado. No será por ahí.
Cárdenas y la autoridad moral.
AMLO y la movilización social.
Son factores que no podemos soslayar.
ARCHIVOS CONFIDENCIALES
CHIHUAHUA. Inaceptable la masacre en Ciudad Juárez. La violencia ya es una pesadilla para sus habitantes. Ahora, diez ejecutados en una fiesta, entre ellos… ¡una niña de siete años de edad! La entidad ha caído en un espiral sin fondo y con desesperanza que sólo llevan a una palabra filial al estado de ánimo de los chihuahuenses: terror.
FEMINICIDIOS EN GUANAJUATO. “Son crímenes normales, circunstanciales… no se debe hacer más escándalo en este sentido”. Palabra del obispo de Celaya, Benjamín Castillo Plascencia. Te alabamos señor.
Fuente: Excélsior
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