Había una vez una familia en la que la figura del padre era determinante. Progenitor autoritario, pero a la vez apapachador —cuando se hacía lo que él quería—, que premiaba a los hijos —y a las pocas hijas que tenía— si lo obedecían porque él siempre tenía la razón.
Todo se hacía según “el padre” ordenaba, sin chistar, no había por lo tanto conflictos. Toda oportunidad venía y terminaba con el padre. Los hijos (porque es la única forma en que los educaron y también por miedo, sus venganzas siempre eran atroces) siempre quedaban bien con el padre. Hasta la ignominia.
También lo hacían por el nada secreto deseo de heredarlo. De, a su muerte tras seis años de patriarcado, heredarlo y ejercer la misma tiranía.
(En esta familia de figura patriarcal también tenían mucho juego otras dos figuras que finalmente tienen la misma raíz que padre: padrino y compadre).
Pero un día el padre murió súbitamente. Nadie lo vio venir, pese a que había señales de que así sería desde hace tiempo. Los hijos entraron en crisis. ¿Qué hacer si el padre no les decía cómo actuar? ¿Quién mandaba?
¿Qué pasó? Los hijos, como suele pasar, aplicaron lo que aprendieron en su “infancia”: se manejaron como el padre lo había hecho. Se volvieron la génesis y el fin de todo (en sus casas). Y se volvieron virreyes de sus territorios.
¿Qué tiene qué ver lo anterior con la política? Piense que el “padre” es igual a Presidente del PRI. Y los hijos los gobernadores priístas —y a veces no priístas— del país.
El PRI es más que un partido. No por nada Felipe Calderón, cuando era presidente del PAN, se refirió al “pequeño priísta que todos tenemos dentro”.
La paradoja, quizá histórica, es que a 12 años de distancia, con el regreso del PRI a Los Pinos y tras 12 años de gobiernos panistas, es que es la oposición la que propone una importante centralización.
Me refiero a la creación de un gran Instituto Nacional Electoral que coordine todas las elecciones, aunque sea mediante consejeros propuestos por organismos autónomos.
Ahora, hay razones para ello, no es gratis.
Los gobernadores hoy por hoy, “en la plenitud del pinche poder”, como diría un reciente clásico, son un factor de poder real. Y el poder, lo sabe, no se da ni se otorga… se arrebata. Y un hecho es que tienen controlados los supuestos organismos autónomos como los electorales, también los de derechos humanos.
Esto lo sabe a ciencia cierta el mismo Presidente Peña quien hace poco fue gobernador.
Suena bien, por las razones antes expuestas. Pero no dejo de preguntarme si está en nuestro ADN la centralización.
La discusión sobre la Reforma Política —que la oposición condiciona a sacar antes de la energética— tiene temas interesantísimos y trascendentes para todos: reelección de legisladores, segunda vuelta, anulación de elecciones si se rebasan topes de campaña y la equidad en candidaturas.
El caso de Maude Versini ya pasó la puerta de Los Pinos. Fue recibida por el consejero de la Presidencia, Humberto Castillejos. ¿Qué le dijo a más de 600 días de no ver a los hijos que procreó con Arturo Montiel y que él retiene de manera ilegal porque ella tiene la custodia? ¿Qué le dijo la CNDH de su caso que ya atrajo al fin? ¿Por qué pese a que una juez determinó el viernes pasado se vieran con ella no llegaron y qué va a hacer? ¿Qué dice de Enrique Peña Nieto a quien trató como esposo de su primera amiga, Mónica Peña, y qué le manda decir? ¿Por qué sostiene que Eruviel Ávila protege a Montiel y cómo lo ha vivido?
Todo esto lo puede saber hoy en mi blog —y comentarlo, lo cual siempre agradezco— en una entrevista que le hice este fin de semana (http://blogs.eluniversal.com.mx/camposeliseos)
Él lo dijo:
—La reforma propuesta (por EPN) es privatizadora, dígase lo que se diga: Cuauhtémoc Cárdenas en el Senado, ayer. Muchos de los integrantes del foro ahora desertan del ejercicio, acusando a David Penchyna de inequidad. ¿Cree? El PRI llevó a 50 invitados; el PAN a 26 y el PRD… a 8.
Hablando de reformas, una comitiva de colaboradores de Andrés Manuel López Obrador, entre ellos, Bertha Luján, José Agustín Ortíz Pinchetti y Octavio Romero Oropeza, fueron ayer a Los Pinos a fin de entregar la propuesta hecha por AMLO al presidente Enrique Peña Nieto, para realizar una consulta en torno a la reforma energética que propone el gobierno federal.
Esperan tener propuesta antes del 6 de octubre cuando realizarán su nueva asamblea informativa.
No es cosa menor, ¿eh? Si hacemos memoria… ¿desde cuándo no acudían representantes de AMLO a la residencia de Los Pinos reconociéndolo al menos como interlocutor?
Leído en http://www.vanguardia.com.mx/columnas-elcuentodelacentralizacion-1838469.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.