El PAN pide la reforma electoral a cambio de la energética. Dando y dando.
Algunos dirán que eso es hacer política. Otros dirán que es chantaje.
Sea lo que sea, la política se hace sobre realidades y Acción Nacional ha puesto sobre la mesa su proyecto de reforma electoral, y sin ella no hay reforma energética.
Con la situación que hay en el país, soy de los que piensan que urgen reformas económicas, como la energética, para atraer inversión, reactivar la economía y generar empleo.
Si el precio de la modernización del sector energético es hacer una nueva reforma política, adelante. Pero no cualquier reforma que se ponga enfrente.
El PAN plantea la segunda vuelta en la elección presidencial, lo que resulta inaceptable porque polariza y no hay justificación.
No hay problemas de legitimidad en la Presidencia de la República. En todo caso el atorón lo hemos tenido, desde hace quince años, en el Congreso.
Que se recuerde, no ha habido transformaciones importantes en el país porque en el Congreso no ha existido la capacidad de ponerse de acuerdo.
De haber alguna lógica en la propuesta del PAN, la segunda vuelta tendría que darse en el Legislativo, y no en el Ejecutivo.
Quizá, y sólo quizá, podría justificarse la segunda vuelta en la elección presidencial cuando la diferencia entre el primer y el segundo lugar sea inferior a un punto porcentual.
El quid, sin embargo, no está en la legitimidad del Presidente. Si un candidato no quiere reconocer al triunfador, aunque se hagan segunda, tercera y cuarta vueltas electorales, nunca va a suceder el milagro.
Extraña que en el planteamiento panista no se incluya la eliminación de un porcentaje de diputados plurinominales. Se quedan los 200. Un exceso.
Y llama la atención que un partido federalista como el PAN proponga centralizar todos los órganos electorales en uno solo, en la capital del país.
Cuando ha ganado un partido distinto al que gobierna una entidad, se ha reconocido y no pasa nada. No hay robo de urnas ni quema de juntas distritales.
En Oaxaca perdió el partido del gobernador Ulises Ruiz y se reconoció esa misma noche. Lo mismo ocurrió en Puebla, gobernada por Mario Marín, o en Jalisco, que gobernaba Emilio González Márquez.
Y en cuanto a la reelección inmediata de todos los cargos de elección popular, menos de gobernador y de Presidente de la República, el tema es muy discutible.
Se puede iniciar con el Poder Legislativo y evaluar. Pero dar reelección inmediata a los alcaldes deja sin argumentos a la no reelección en gobernadores y Presidente de la República.
En fin. Fórmulas novedosas y ocurrentes para explorar en una reforma política, las hay, y muchas. Pero lo que realmente importa a México hoy es la economía.
phl@razon.com.mx
Twitter: @PabloHiriart
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