viernes, 6 de septiembre de 2013

Divisiones sobre Siria y aparente consenso en economía en cumbre del G20

INTERNACIONAL • 
EU y Francia se mostraron a favor de una intervención militar en el país árabe y un grupo de países liderado por Rusia abogaron por una solución política.

Foto: EFE
EL PRESIDENTE DE RUSIA VLADIMIR PUTIN (2I) CUBRE CON UN ABRIGO A LA CANCILLER ALEMANA ANGELA MERKEL (C) DURANTE UNA PRESENTACIÓN EN UNA FUENTE MUSICAL HOY EN SAN PETERSBURGO


San Petersburgo • Las divisiones de la comunidad internacional sobre Siria quedaron patentes en la primera jornada del G20 de San Petersburgo, con EU y Francia a favor de una intervención militar y un grupo de países liderado por Rusia que abogan por una solución política. Respecto a la situación económica mundial, recibieron la garantía de Obama de que Washington modificará gradualmente su política monetaria de estímulo.

"Se ha confirmado la división sobre Siria" entre las principales potencias mundiales, escribió el presidente del Consejo italiano, Enrico Letta, en un tuit al término de una larga cena en la que los mandatarios expusieron sus posiciones.

Prácticamente todos los dirigentes presentes, incluido el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, intervinieron en una cena que duró cerca de tres horas. "Todos condenaron el uso de armas químicas. La cuestión para algunos es saber quién" las utilizó, indicó una fuente diplomática francesa.

"Se trató de un intercambio entre los grandes líderes y no de ponerse de acuerdo", afirmó otra fuente. La decisión del presidente estadunidense, Barack Obama, de intervenir militarmente contra el régimen sirio de Bashar al Asad, acusado de recurrir a armas químicas el 21 de agosto, ha puesto en pie de guerra entre otros a Rusia, haciendo revivir los viejos fantasmas de la Guerra Fría.

El anfitrión del encuentro, Vladimir Putin, decidió incluir el tema de Siria en la agenda de este G20, dejando en segundo plano la agenda oficial dedicada entre otros temas a las turbulencias financieras que viven los países emergentes.

Fortalecido por el aval de la comisión de Asuntos Exteriores del Senado estadunidense, Obama llegó a San Petersburgo dispuesto a convencer a sus interlocutores de que la comunidad internacional no se puede quedar "callada" frente a la "barbarie" en Siria, como advirtió la víspera en Estocolmo.

Obama espera la luz verde del Congreso estadunidense, que reanuda sus sesiones el lunes, para llevar a cabo esta operación militar, en la que también participaría Francia, contra el país árabe cuyo régimen está acusado del supuesto ataque con armas químicas que el 21 de agosto mató a centenares de civiles.

"Ni el Parlamento ruso ni el Congreso estadunidense pueden adoptar la decisión" de atacar a Siria, advirtió el Kremlin para el que según la "legislación internacional, este tipo de decisiones no son legítimas".

Putin y los numerosos partidarios de buscar una solución política se han encontrado con un aliado potente: el papa Francisco escribió al presidente ruso para instarle a que los líderes abandonen el "vano afán" de una solución militar en Siria.

El Vaticano reunió hoy a los embajadores del mundo entero para explicarles la posición del papa Francisco, lo que supone la mayor ofensiva diplomática que emprende la Santa Sede desde la puesta en marcha por Juan Pablo II hace diez años contra la invasión de Irak por la coalición liderada por Estados Unidos.

Los dirigentes europeos presentes en San Petersburgo se reunieron antes de la cena de trabajo, informó una fuente francesa. Además de Hollande, participaron en el encuentro mandatarios de la Unión Europea, Gran Bretaña, Alemania, Italia y España. De momento no está prevista ninguna reunión entre Putin y Obama más allá de los saludos protocolares que anfitrión e invitado se han visto obligados a realizar.

Un relajado Obama saludó con una amplia sonrisa a Putin a su llegada al Palacio Constantino, en la isla Strelna, a 15 km al suroeste de la antigua capital imperial rusa.

Las relaciones entre ambos no pasan por su mejor momento desde que Moscú concedió asilo político al ex consultor de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadunidense Edward Snowden, que reveló un masivo programa de espionaje. Obama canceló una visita de Estado a Moscú previa a este G20.

Por otra parte, también se espera la llegada del mediador internacional de la Liga Árabe y de la ONU para Siria, Lajdar Brahimi, a la antigua capital imperial rusa, donde el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, promueve una conferencia de paz sobre Siria cuya guerra civil ya se ha cobrado más de cien mil muertos en dos años y medio y ha dejado más de dos millones de refugiados, según la ONU.

Fuera de San Petersburgo, Siria centrará también la reunión del viernes y sábado en Vilna de los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea para intentar alcanzar una posición común.

Siria ha ensombrecido la agenda del G20, centrada en los países emergentes y las turbulencias que viven a causa del éxodo de capitales por el inminente fin de la política monetaria de estímulos de la Reserva Federal estadunidense para luchar contra la crisis financiera.

Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que habían pedido a los países ricos que coordinaran el fin de las políticas anticrisis para evitar los bruscos movimientos financieros que socavan su crecimiento y están devaluando sus monedas, recibieron la garantía de Obama de que Estados Unidos modificará gradualmente su política monetaria de estímulo.

La primera jornada de la cumbre de los líderes G20 concluyó con la clásica imagen de consenso en los principales asuntos económicos, pero también con la escenificación de toda una galería de conflictos soterrados entre las países desarrollados y los emergentes.

Los mandatarios están de acuerdo en que la economía global se recupera, aunque advierten que lo hace a ritmos muy lentos y poco sólidos, por lo que quedarse dormidos en los laureles puede tener graves consecuencias, como recaer en una nueva crisis económica y financiera.

Las recetas para evitar el desastre, sin embargo, no siempre coinciden según si las ofrecen las economías más desarrolladas de Occidente o los países emergentes, con el grupo BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) a la cabeza.

Los emergentes llegaron a la cumbre que arrancó hoy en el Palacio de Constantino de la antigua capital imperial rusa con un asunto de última hora que según ellos ha provocado fuertes caídas de sus divisas nacionales en apenas unos meses.

Tan sólo el anuncio de la Reserva Federal de Estados Unidos acerca de que se plantea retirar los estímulos monetarios al dólar desató una fuga de capitales en la mayoría de los emergentes, toda vez que el capital especulativo vuelve su mirada a la moneda estadunidense ante el previsible ascenso de su rentabilidad.

El presidente de EU, Barack Obama, prometió durante la primera sesión plenaria de los líderes del G20 que su país suavizará gradualmente la política de flexibilización cuantitativa, medida que usan algunos bancos centrales para inyectar dinero en la economía y estimular así su crecimiento.

Según las agencias rusas, la Reserva Federal estadunidense recompra mensualmente activos por un valor de 85 mil millones de dólares.

Los desarrollados, por su parte, critican con dureza las medidas proteccionistas adoptadas por muchos emergentes del G20 e insisten en que sólo un comercio abierto y libre puede garantizar el crecimiento económico a escala mundial, como recalcó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Brasil y Argentina, como dos países aludidos por la Comisión, se defienden y señalan que cumplen con todas las normas de la Organización Mundial de Comercio, cuya reforma quiere proponer, por otra parte, el anfitrión de la cita internacional, el presidente ruso Vladímir Putin.

Rusia, recién ingresada en la OMC tras casi dos décadas de negociación y uno de los países del grupo más proteccionista, busca el apoyo de otros emergentes para introducir en las reglas de esta organización la posibilidad de adoptar en momentos puntuales de crisis salvaguardas para las economías nacionales.

Al término de la primera jornada de la cumbre, el ministro de Finanzas ruso, Antón Siluánov, anunció que los mandatarios del G20 apoyaron un plan para fomentar el crecimiento económico y la creación de empleo.

El citado plan, que incluye un conjunto de medidas para impulsar el crecimiento y reducir el desempleo, "se refiere a la necesidad de adoptar medidas para estimular la inversión y prevenir la volatilidad del flujo de capitales". A su vez, el Grupo también aprobó hoy un plan para prevenir la erosión de la base impositiva.

La mayoría de países presentes en la cumbre también mostraron su intención de continuar reduciendo su deuda soberana y sus déficit presupuestarios tanto a medio como a largo plazo. Al respecto, el Grupo concluyó que la consolidación fiscal no es un obstáculo para el crecimiento económico, ya que estimula las inversiones.

Durante la cumbre también se acordó revisar la actuación de algunas agencias de calificación de riesgo y la objetividad de sus valoraciones, habida cuenta de su impacto en el mercado y en la imagen de las economías que analizan.

Además, se elaboró una lista de 28 grandes bancos y nueve aseguradoras que no pueden declararse en ningún caso en bancarrota, y se puso sobre la mesa una nueva serie de exigencias a sus accionistas.


http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/1a7fff2d7bcd3d6044bcef47c5def88c



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